Isidro ESNAOLA

LAS DIMENSIONES OCULTAS DE LA GUERRA COMERCIAL DE ESTADOS UNIDOS CONTRA CHINA

Canadá detuvo a una alta ejecutiva de la empresa china Huawei acusada de violar las sanciones a Irán. En el trasfondo algo mucho más prosaico: la lucha por controlar el despliegue en todo el mundo de las nuevas redes inalámbricas con tecnología 5G.

El Ministerio de Exteriores de China convocó ayer domingo al embajador de Estados Unidos en el país, Terry Branstad. El motivo: expresar su «fuerte protesta» por la detención en Canadá el pasado 1 de diciembre de la jefa financiera de la compañía china del alta tecnología Huawei, Meng Wanzhou, en cumplimiento de una orden estadounidense. Al mismo tiempo, y según el comunicado del Ministerio, exigía la inmediata liberación de Meng; en caso contrario, el Gobierno de Pekín tomaría medidas adicionales. La víspera el viceministro de Asuntos Exteriores de China, Le Yucheng, hizo lo propio con el embajador canadiense John McCallum. De esta manera, el Gobierno chino aumenta la presión por el arresto de la directora financiera de Huawei. Si en un principio la reacción gubernamental fue comedida a la espera de que se conocieran los cargos, cuando estos se hicieron públicos y debido a su escasa consistencia parece haberse inclinado por redoblar la presión diplomática.

Los cargos se basan en que los norteamericanos acusan a la empresa china SkyCom de haber violado las sanciones impuestas a Irán. Consideran, asimismo, que esa es una empresa que depende totalmente de Huawei. Como señalaron los abogados defensores de Meng durante la vista, si esa acusación fuera sólida resultaría extraño que no se hubiera abierto otro procedimiento contra Huawei en Estados Unidos. Todo parece indicar que tras esta detención está el rápido ascenso de la compañía china en el mercado de teléfonos móviles –este año ha superado en ventas a Apple, situándose segunda tras la coreana Samsung–, pero sobre todo sus avances en el desarrollo e implantación de la tecnología 5G.

5G, tecnología de quinta generación

Las redes 5G que están a punto de ser operativas en todo el mundo integran tres innovaciones con respecto a las actuales redes 4G que utilizan nuestros teléfonos móviles. La primera es que aumenta considerablemente la velocidad de transmisión de datos. También amplía la capacidad de respuesta de la redes inalámbricas al disminuir notablemente la latencia, es decir, los retrasos en la transmisión de los paquetes de datos a través de la red. La tercera innovación de esta tecnología es la capacidad que tienen de crear múltiples redes virtuales a partir de una sola red física. Gracias a estas características, la tecnología 5G será clave para guiar procesos que tienen que ser constantemente retroalimentados con gran cantidad de datos, como por ejemplo, los vehículos sin conductor. En este sentido, el pasado 26 de noviembre, Huawei animó en Londres a los fabricantes de vehículos a cooperar para mejorar conjuntamente los sistemas de conducción autónoma. La red 5G será, por tanto, la infraestructura para que funcione la llamada Internet de las Cosas (IoT en inglés). Y controlar todos esos datos se antoja clave.

No obstante, su desarrollo está tardando en llegar algo más de lo esperado. La empresa norteamericana Verizon anunció a primeros de octubre que había puesto en marcha en varias ciudades de Estados Unidos redes 5G. Posteriormente, revistas especializadas, como PC Magazine, han señalado que no se trata del estándar 5G sino de una versión mejorada de la red 4G actual. Mientras, otra multinacional estadounidense, AT&T, ha anunciado que pondrá en marcha su red 5G antes de que finalice el año. En esta carrera parece que la china Huawei se ha adelantado a sus rivales y a mediados de noviembre, durante la novena edición de Global Mobile Broadband Forum, anunció el despliegue de las primeras 10.000 estaciones. Por esas fechas, Telefónica, utilizando tecnología de Huawei, realizó la primera videollamada internacional con red real y tecnología 5G entre Málaga y Londres.

Campaña de desprestigio

Telefónica no es la única. La compañía china informó recientemente que había firmado ya 22 contratos comerciales y que estaba trabajando con más de 50 operadores para implantar la tecnología inalámbrica 5G. Sin embargo, Huawei también ha sido objeto de una campaña de desprestigio promovida por las autoridades estadounidenses, cuyo principal argumento ha sido que la empresa china puede proporcionar información sensible al Gobierno de Pekín. Según AFP, el Gobierno de Estados Unidos estaría dispuesto a proporcionar asistencia financiera a los países que elijan desarrollar sus redes 5G sin recurrir a los chinos. Una opción complicada porque como reconoció el jefe de Red de la operadora británica BT, «solo hay un verdadero proveedor de equipos 5G en este momento y es Huawei...».

No obstante, los esfuerzos estadounidenses han dado algunos resultados, especialmente entre los países de habla inglesa. Así Nueva Zelanda denegó el permiso al operador local Spark para utilizar tecnología de Huawei en el desarrollo de la red 5G. En esta decisión secundó al Gobierno de Australia. A Canadá fueron los senadores estadounidenses, Marco Rubio y Mark Warner, a pedir que se prohibiera participar a Huawei en el despliegue de las redes 5G. Por otra parte, el responsable de la Agenda Digital de la Unión Europea, Andrus Ansip, señaló el viernes que están «preocupados» por los riesgos para la seguridad que puedan plantear las compañías tecnológicas chinas como Huawei. También el viernes, el Gobierno de Japón anunció que vetará la participación de los fabricantes tecnológicos chinos Huawei y ZTE en las licitaciones que realice. En este contexto, la excusa de Irán no da para más.