El líder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn, anunció ayer que planteará una moción de censura contra la primera ministra, Theresa May, por su rechazo a convocar de inmediato una votación sobre el acuerdo del Brexit en el Parlamento. Este tipo de moción dirigida a título personal no provocaría, de aprobarse, la caída del Gobierno o la convocatoria de elecciones en 14 días, sino que se percibe más bien como una reprobación, una táctica para erosionar la reputación y la autoridad de May.

En una intervención en la Cámara de los Comunes, sostuvo que «la única vía» para forzar una votación esta semana, antes del receso navideño, es presentar «de inmediato» una moción contra la líder tory.

Al no ser una moción de censura convencional, según el protocolo parlamentario es el Gobierno el que debe conceder tiempo para que sea debatida y votada, algo que no está claro que suceda en este caso, lo que para el Partido Laborista, según escribió en Twitter, supondría admitir que la premier «ya no cuenta con la confianza de la Cámara de los Comunes».

Al defender la medida, Cor- byn dijo que «es inaceptable» que May suspendiera la votación del acuerdo Brexit prevista para el 11 de diciembre, y que se niegue a celebrarla esta semana.

Antes, May anunció que la votación sobre el tratado alcanzado con Bruselas tendrá lugar la semana del 14 de enero, más de un mes después de la fecha inicialmente prevista, a fin de lograr más concesiones de la UE.

Corbyn argumentó que la moción opositora es «la única manera» que se le ocurre para provocar una votación esta semana. Tal como están las cosas, parece improbable que, aunque sea tramitada, el Parlamento apruebe esta moción, ya que es difícil que la mayoría conservadora y sus socios parlamentarios del DUP norirlandés la respalden.