Iñaki SOTO
Director de GARA

Para bien y para mal

2018-12-31-lehena
2018-12-31-lehena

En este tiempo histórico los cambios políticos, sean para bien o para mal, pasan por las urnas. No solo aquellos que suponen una mera alternancia en las instituciones, los cambios más radicales también requieren de refrendo popular. Tal y como hemos visto en Brasil, incluso los golpes de estado modernos ahora se promueven a través de elecciones. Al otro costado, también las revoluciones adquieren esta fórmula democrática, algo que ya ha cumplido un ciclo político entero en Latinoamérica.

Precisamente, en febrero de 2019 las y los cubanos votarán su nueva Constitución, tras un periodo de tres meses de consultas en el que han participado nueve millones de personas. Un ejercicio democrático inmenso para mejorar la mejor de las revoluciones.

No solo son referéndums, elecciones o primarias. Quién tirará el txupinazo o a quién se distinguirá con un premio se han convertido en preguntas frecuentes. Recientemente se ha decidido en votación que un equipo de fútbol, la Real, no vista publicidad de casas de apuestas.

Las urnas son condición necesaria para hacer operativo un cambio político, pero no son suficientes, tal y como hemos visto en Catalunya. La democracia es mucho más que votar y la falta de democracia ni te cuento. La izquierda renunció al estado de derecho y la derecha lo ha vampirizado. Hay debate.

No cabe olvidar que el desequilibrio de poder originario es un factor determinante en la deriva antidemocrática que sufrimos. Para combatirla bajo el esquema plebiscitario, la comunicación y el marketing político, por un lado, y la demoscopia y la segmentación, por el otro, deben estar enfocadas a la decantación social. Ahí la creación de hegemonía y el juego posicional van de la mano. Es decir, la fortaleza estratégica tiene que ir acompañada de solidez táctica.

Aunque no esté tan de moda, frente a términos más modernos, la base de los cambios políticos es la organización. Eso sí, con nuevas fórmulas, evitando la nostalgia y la obsolescencia.

Papeletas y más papeletas

2019 será un año en el que aquí se votará de todo. Como mínimo, habrá elecciones municipales, forales, navarras, europeas y quién sabe si alguna más. Se votarán leyes, se elegirá a representantes en todo tipo de organismos, se renovarán o revocarán mandatos a todos los niveles. Eso limitará y a la vez abrirá el juego político. Será interesante.

Nafarroa es uno de los sitios en los que se demuestra la importancia de las urnas para promover alternativas políticas. El cambio se puede afianzar o ralentizar pero, a nada que se acierte, el régimen no va a restaurarse, casi con cualquier resultado. Eso no le resta importancia a lograr el mejor de los posibles para ahondar en la democracia, la igualdad y la justicia.

Ipar Euskal Herria va a seguir mostrando otra manera de hacer las cosas, con logros pequeños de un gran valor.

En Araba, Bizkaia y Gipuzkoa los comicios traerán un impás, pero este año se decantarán voluntades y alianzas. Las ya existentes, muy limitadas, u otras.

Madrid y París, los poderes de los estados, van a vivir un año convulso que nos afectará directamente. En el contexto europeo, la lucha entre las fuerzas emancipadoras y las reaccionarias marcará este ciclo histórico y Euskal Herria será un frente pequeño pero relevante.

Pensamiento estratégico

En 2018 la sociedad vasca ha invertido muchas energías en desarrollar un pensamiento estratégico sobre el país. Se han identificado los retos a los que nos enfrentamos como sociedad a medio y largo plazo, las tendencias globales que más nos afectan, los problemas de escala y adaptación que tenemos, los valores de pluralidad y cohesión que nos pueden guiar en este tránsito. El año que viene será el momento de comenzar a implementar ese pensamiento.

También se ha experimentado socialmente en temas como el euskara, logrando una dinámica que puede revertir la crisis que tenía acogotado al movimiento en favor de la lengua vasca. Ese click debe tomar más cuerpo social.

La revolución feminista ha estallado con un nuevo brío empujada por las generaciones más jóvenes. En Euskal Herria existen condiciones objetivas y subjetivas para que se implante y desarrolle con una fuerza aún mayor, combinando logros concretos y una visión a más largo plazo. Sería imperdonable no exprimir al máximo el impulso emancipatorio que este movimiento ha generado por el bien de nuestra sociedad.