Aitor Montes Lasarte
Médico de familia
KOLABORAZIOA

Facultad de medicina en castellano, no

A veces quedarse callado equivale a mentir, porque el silencio puede interpretarse como una aquiescencia». Cuanta razón tenía el viejo. Como médico, uno no puede quedarse callado ante un argumento falaz que, desde la impunidad, pretende imponer unas ideas ajenas a la vocación, pero que sobre todo ponen en riesgo los derechos y la seguridad de los pacientes. Élites inválidas en lo creativo, pero que conservan la capacidad de perjudicar a los débiles. Y para el médico, es cosa sabida, lo primero es no hacer daño, sea por acción o por omisión; primum non nocere.

Hemos podido leer que el reservar el 40% de las plazas de la facultad de Medicina de la UPV para recibir la docencia en euskera es una medida que profundiza la desigualdad social. Injusta, pues discrimina a los hispanohablantes.

El etnocentrista es aquel que cree que su propia cultura, su forma de interpretar la realidad, sus valores y creencias, su idioma, su expresión verbal o no verbal, su forma de interactuar con los demás, es la correcta. Siempre han existido en toda institución en la que la cultura dominante controla la estructura y restringe la expresión de las culturas de los demás.

El supremacista Llera afirma con rotundidad que los derechos de los euskaldunes para cursar sus estudios en euskera están ya garantizados, sin aportar ningún dato que pueda fundamentarlo. Es una falsedad. Cualquier estudiante de medicina puede hacerlo en castellano, pero ningún euskaldun puede hacerlo en su totalidad en euskera. Tal vez los tres primeros años; pero no cuando acuda al hospital de Cruces, a Txagorritxu, o a Basurto. Habituado a estudiar en su idioma, tendrá que hacer un esfuerzo suplementario, peleándose con la terminología médica en dos idiomas. Se exige doble esfuerzo a los alumnos euskaldunes, en situación de inferioridad respecto a los que escogen el castellano, lo que es de por sí discriminatorio. Es una de las razones por las que muchos euskaldunes escogen el castellano como lengua vehicular desde el inicio.

El monocultural, el monolingüe manco de aprecios, tuerto de pensamiento, como un decidido cirujano libre de falsos sentimentalismos, cree que todos tienen derecho, desde la igualdad, a estudiar en castellano. Confunden la igualdad con la uniformidad, juzgando como un derecho que todas tengan que adaptarse a sus preferencias, aceptar sus incapacidades y satisfacer sus apetencias. La igualdad entendida como el sometimiento al privilegio, la invisibilidad de las diferencias, la supresión de la diversidad; todos son como yo, todos deben pensar como yo. Aquello que no forma parte de mi cultura es una imposición. Uno no sabe si lo hacen de forma inconsciente, como respirar, como su forma de entender la vida, o de forma intencionada, para defender su posición de privilegio, para librarse de tener que alcanzar la competencia que demanda nuestra sociedad al profesorado. Docentes que no cumplen las expectativas de una sociedad bilingüe, y sobre todo que desprecian la realidad de los y las estudiantes.

No. Los estudiantes de medicina no tienen derecho a cursar sus estudios enteramente en castellano, ni a graduarse como médicos monolingües en un contexto multicultural. La universidad tiene como fin, entre otros, la creación, preservación y transmisión del conocimiento, así como formar a las futuros trabajadoras que requiere la sociedad. La facultad de Medicina del País Vasco debe generar profesionales competentes para ofrecer asistencia a los pacientes en dos idiomas: euskera y castellano. La excusa de la igualdad consiste, para un supremacista, en atender por igual a todas las personas independientemente de su condición. Lo que viene a ser que todas tienen que adaptarse a la cultura del médico. Cualquier profesional sanitario, esto es, aquella persona que cumpla las competencias y requerimientos que exige su desempeño, debe tratar a todas las personas respetando sus diferencias, las de sus pacientes y las suyas propias.

Hay que reservar el 40% de las plazas para estudiar en euskera? Tampoco, pues no garantiza que el 60% restante sean competentes para trabajar en nuestro entorno. Necesitamos un único modelo trilingüe, en el cual todas las estudiantes cursen, de forma obligatoria, asignaturas en euskera y castellano, que serán las lenguas de sus pacientes, y el inglés, que es la lengua necesaria para actualizar y compartir el conocimiento en el ámbito internacional. Estudiar medicina en un solo idioma en un entorno multicultural es el primer error que va a cometer un profesional incompetente, y la universidad no lo debe permitir.