EDITORIALA
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El sistema bancario mundial bajo escrutinio

El Foro de Davos ha tratado la cuestión de la banca en la sombra, apelativo con una connotación peyorativa que sirve para definir a todas las operaciones financieras que se efectúan fuera del ámbito de supervisión de los reguladores. En realidad muchos de esos contratos y negocios deberían estar bajo escrutinio de los bancos centrales, pero los fondos de inversión y otras compañías financieras que los ejecutan se las ingenian para sacarlas fuera del balance y mantenerlas alejadas de cualquier control. De este modo, un volumen creciente de operaciones financieras se cierra sin ninguna vigilancia, lo que genera dudas sobre su volumen y sobre los riesgos que puedan estar acumulándose fuera de los balances oficiales.

Es evidente que ese peligro preocupa y buena muestra de ello es que el tema haya sido incluido en el programa del Foro. Pero también es cierto que el que busca consuelo siempre lo encuentra. Así, los oradores invitados a Davos han obviado ese riesgo para subrayar que el sistema bancario formal y bajo supervisión está mucho mejor preparado para afrontar una crisis que en 2007. Lo cierto es que sí se han aumentado las exigencias de capital a los bancos, aunque todavía están muy lejos de representar un porcentaje significativo del total de las operaciones de crédito que mantienen, con lo que el riesgo en este aspecto sí ha disminuido, aunque no de manera tan significativa como trasmiten. En cualquier caso, el sistema financiero está interconectado, por lo que reducir el riesgo de una parte a costa de aumentar la del resto no supone un avance en términos de estabilidad, más bien al contrario: se trata de un retroceso porque la naturaleza y el volumen del riesgo que acumula esa banca en la sombra es desconocido.

Resulta sorprendente la facilidad con la que cualquier nueva regulación financiera es rápidamente superada por prácticas abusivas y oscuras que además son ampliamente conocidas. Lo que realmente falta es voluntad política.