Joseba VIVANCO
Athletic

Algo pasa con el derbi

Los «leones» no ganan en Donostia cuando la Real se adelanta desde 1930 y jugar mal y perder parece haberse convertido en hábito.

«El Athletic está jugando el clásico como si estuviera jugando un picadito de entrenamiento. Viejo, pongan huevo o se pudre todo», escribía la argentina Julieta Pérez Compagnucci desde Bahía Blanca en su Twitter. El derbi en Anoeta ha dejado un regusto bastante amargo entre la afición rojiblanca y no por perder, que entra dentro de lo posible a no que ser que seas Matt Le Tissier y al ser preguntado sobre quién ganará la Liga, respondas que «es una moneda al aire entre tres equipos». La lastimera imagen y esa falta de intensidad especialmente en la primera media hora, como definieron su sometimiento ante el rival los propios jugadores bilbainos, es lo que duele a este lado de la autopista. Y lo que nadie entiende es que sea una imagen que se está convirtiendo ya en mala costumbre ante cada partido contra el vecino. Tanto como que Mikel Oyarzabal marque y se lleve la mano o los labios al escudo realista. Un Mikel que se despató luego con una frase que en lugar de ahondar en la herida de la derrota no ha hecho sino hacer que se vengan arriba muchos athleticzales para arremeter contra el que fuera inalcanzable oscuro objeto del deseo estos últimos años.

«Igual nosotros salimos más motivados porque, al final, ellos tienen gente que no son de allí», es la lindeza que se soltó el delantero realista y a la que desde Bilbo se le ha respondido con el dato de que su equipo jugó con cuatro gipuzcoanos, un navarro, un madrileño, un sevillano, un canario, dos franceses, un brasileño, un argentino, un belga y un mejicano, en tanto el Athletic saltó a césped con ocho vizcainos, tres navarros y otros tantos gipuzcoanos. En fin, que en el día después quien no se consuela es porque no quiere.

El hecho es que los leones perdieron y de manera merecida, por demérito propio y mérito indiscutible de una Real que fue mejor en el cómputo general. El hecho es que tras el primer gol donostiarra no era difícil prever lo que podía pasar: El Athletic, en partido oficial, no gana a la Real en Donostia tras empezar perdiendo desde 1930. Los rojiblancos han ganado 20 derbis de Liga en casa del vecino, empatado 17 y perdido 34; en Anoeta, han sido 5 victorias, 8 empates y 9 derrotas. Y lo que parede claro a tenor de las estadísticas es que los blanquiazules le tienen tomada la medida a los del Botxo. Es el segundo rival, tras el Espanyol, ante el que los guipuzcoanos más puntos y más victorias ha logrado en la Primera División.

El sábado, la vida siguió igual para el Athletic en su visita a los donostiarras. «El derbi de Anoeta se decantó por parámetros que no son nuevos. Lo de Anoeta no es nuevo. (...) La Real y el Athletic encararon el derbi con talante bien distinto. La Real salió a morder y el Athletic a verlas venir», escribió en su habitual crónica del partido en su blog Fuera de Juego el periodista Juan Carlos Latxaga. Nuestro compañero Beñat Zarrabeitia hacía una reflexión: «La semana ha demostrado lo absurdo del debate de dónde se vive más o menos el derbi, a quién le importa más o menos, cuál es el foco o si es el partido del año o no. El quid está en que si el rival sube su listón de intensidad, tú no puedes mantener el tuyo. O lo subes o pierdes».

Más hablar en el campo

Lo cierto es que entre muchos athleticzales se extiende la convicción de que «la Real habló en el campo y el Athletic en periódicos y ruedas de prensa (...) como en la mayoría de los derbis», tuiteaba Gontzal Hormaetxea o que «la semana también nos ha demostrado las tonterías que alguno es capaz de decir en RdP. Hay que hablar menos y apretar el culo en el campo», que escribía Josean Goikoetxea. Más de uno recordaba las palabras de Herrerín, hablando de que «es un derbi, pero para nosotros, dentro de lo que cabe, es un partido más. Para ellos sí es un partido importantísimo que preparan a conciencia y uno de los más importantes de la liga. Nosotros, como es lógico, también queremos ganar, pero es un partido más y son tres puntos».

Es una certeza palpable que en el entorno rojiblanco el partido de la temporada en la capital bilbaina es la visita del Real Madrid, por encima incluso del derbi ante los realistas, porque a los merengues siempre se le tiene unas ganas que van más allá de lo deportivo o la rivalidad vecinal. Que enfrente, ese choque marcado en rojo sea el doble duelo ante los rojiblancos, nada debería tener que ver con ponerle menos ganas, intensidad o concentración a un derbi. Quizá, lo ideal sería que desde el Athletic se diera en las previas la menor carnaza posible para que a la larga no le acabe sucediendo como a Víctor Rodríguez, ayudante de campo argentino, quien tras un Holanda-Argentina (4-1) el 26 de mayo de 1974, se quejó de que «el resultado es mentiroso. Quiero la revancha». Volvieron a jugar en junio, en el Mundial, y perdieron 4-0.

Sin Capa ante un Barça sin Rakitic ni Jordi Alba

Ander Capa vio la quinta amarilla en Anoeta –Dani García está a falta de una para cumplir su segundo ciclo de cartulinas esta temporada– y se pierde el importante partido ante el Barcelona, aunque Garitano tendrá el recambio de De Marcos en esa posición. Otra de las novedades para ese día debería ser la inclusión del recién fichado Kenan Kodro. También el rival tendrá bajas sensibles y es que tanto Rakitic como Jordi Alba no estarán ante los leones por acumulación de amarillas y habrá que ver la evolución de Leo Messi –suma ya ocho jornadas seguidas marcando– y sus abductores, aunque no parece que le aparten de los terrenos de juego. El que sí volverá casi seguro y apunta a San Mamés es Ousmane Dembelé. Los de Ernesto Valverde juegan este miércoles la exigente ida de la semifinal copera ante el Real Madrid y saben que en San Mamés el Athletic les exigirá mucho físicamente.J.V.