Aimar ETXEBERRIA
LONDRES
Elkarrizketa
LAURA PARKER
COORDINADORA NACIONAL DE MOMENTUM

«El Reino Unido protestó, y la protesta se transformó en ‘Leave’»

El principal cometido de Momentum es respaldar y difundir las políticas del líder laborista Jeremy Corbyn. Es una suerte de campaña dentro del Partido Laborista, que a su vez hace de puente entre la formación y los sindicatos.

La tensión es palpable en Londres a poco más de un mes para la consumación del Brexit. Quienes desempeñan alguna función política están que no dan abasto, y en esas le “robamos” una hora a Laura Parker, coordinadora nacional de Momentum. Entre reunión y reunión, toma amablemente un café con GARA mientras responde a algunas preguntas.

La primera, obligada: ¿saldrá Gran Bretaña de la UE el 29 de marzo de este año?

No, a finales de marzo no. Tal y como están las cosas, puede que más adelante haya un acuerdo entre todas las partes –Bruselas, Gobierno británico y Parlamento de Westminster– y, probablemente, ese nuevo pacto estará basado en aquel que negoció Theresa May con Bruselas. Pero creo que es un mito que el Reino Unido vaya a dejar Europa. A fin de cuentas, lo que habremos hecho al final de este proceso será haber acordado la salida, porque después tendremos que acordar una futura relación con la UE, lo que probablemente resulte en una serie de debates que se alargarán durante años.

¿A qué clase de acuerdo se llegará al final? ¿Podemos descartar una salida sin acuerdo?

Una de las posibilidades es que May apalabre algo que haga parecer que hay algún tipo de cambio en el acuerdo respecto a la frontera irlandesa. Si no, es difícil visualizar cómo se va a resolver todo esto. La propuesta del Partido Laborista se basa en la pertenencia a la unión aduanera y una estrecha relación con el mercado único europeo, pero May ya ha trazado sus líneas rojas y parece que no dará el brazo a torcer con el veto a la libre circulación de personas. Pregunta a cien personas diferentes y recibirás otras tantas respuestas.

No obstante, creo que la clase política británica no sería fácilmente perdonada si hay una salida sin acuerdo. Nadie votó por ello. Es más, creo que no dejarán que eso suceda. Hay posibilidades de prolongar el artículo 50 para poder así buscar más negociaciones, o puede que May se agarre a su acuerdo y trate de convencer a más parlamentarios de los dos lados. Tampoco descartaría la opción de volver a las urnas, ya que la opinión pública británica aceptaría más fácilmente el acuerdo de May que el propio Parlamento, que no dejará que eso suceda.

Sin entrar al fondo de la cuestión del porqué del Brexit...

Creo que el Reino Unido no votó Leave [salir de la UE], creo que el Reino Unido protestó. Y esa protesta se transformó en Leave. Cierto que hubo gente que votó con convencimiento, porque siempre han querido salir de la UE. Este sector está compuesto principalmente por gente mayor que vive en circunscripciones conservadoras, gente de clase media que cuestiona la democracia de la UE… Pero hubo una mayoría a quien se le dijo que tenían que votar a favor de la permanencia en la UE porque de lo contrario su calidad de vida empeoraría; no puedes decir a la gente que sus circunstancias empeorarán cuando ya de por sí son malas. Con todo, parte del voto del Leave fue premeditado, otra parte fue un voto protesta y también hubo un voto anti establishment.

¿Cuáles son las principales conclusiones que saca de estos dos años de negociaciones?

En mi opinión personal, no estamos resolviendo nada de lo que la gente esperaba resolver. Lo que se está imponiendo es el debate político. El Parlamento está demostrando que no es capaz de desatascar la situación, como tampoco lo es el Gobierno, que ha fracasado completamente. El Ejecutivo tory fracasó en la manera en que propuso el referéndum, fracasó en la campaña del mismo y ha fallado en la negociación con Bruselas. Y lo peor es que la gente sigue echando la culpa al Partido Laborista por no haber sido más firme, cuando saben que no tiene la mayoría en el Parlamento. Esto es un desastre de los tories, que están siendo guiados por su ala más derechista. Y la clase política ha perdido una oportunidad realmente buena para involucrar y educar a la ciudadanía.

Por otra parte, ha quedado claro que el sistema político de la UE y del Reino Unido son incompatibles, así como su cultura política. El Gobierno británico no ha entendido con quién está negociando, no ha entendido que Bruselas ya ha hecho sus compromisos, por lo que si al final se produce una salida sin acuerdo será porque el Ejecutivo de May no ha alcanzado el más mínimo compromiso. El problema es que la auténtica derecha conservadora y parte del laborismo piensan que el Brexit va a demostrar lo “grande” que es Gran Bretaña. Yo creo que estamos ante el final de la fantasía de imperialismo británico; estamos haciendo el ridículo.

Hay una última lección y es que, aunque hayamos cambiado los parámetros del debate económico, introduciendo ideas anti-austeridad o a favor de la inversión pública, cuando hablamos de Europa caemos en un debate dominado por las ideas neoliberales, como son el mercado único o la unión aduanera. Nadie habla de investigación y desarrollo, como tampoco del cambio climático. Es un debate perdido para la izquierda.

¿Cómo ha visto a los dos principales actores políticos en estos dos años de negociaciones?

Creo que Theresa May está haciendo exactamente lo que se esperaba de ella. Ha creado un ambiente hostil con el veto a la libre circulación de personas, y tampoco ha enseñado ningún apego por los derechos de los ciudadanos europeos en suelo británico. Tiene determinación y aguanta, pero no creo que haya demostrado mucho.

Para Jeremy, creo que son unos momentos muy difíciles. En muchas partes del país, sobre todo en el norte, la gente que votó a favor del Brexit tiene parlamentarios laboristas, y él es muy consciente de ello. Es por ello que si hay mejoras en el acuerdo de May puede que Corbyn termine aceptándolo.

El laborismo parece dividido. ¿Es Corbyn el idóneo para unificar y liderar el partido?

Honestamente, no creo que el partido esté tan dividido como parece. En temas como la educación, la vivienda o el programa económico la unión es total, lo que pasa es que hay una serie de cuestiones donde las divergencias se hacen más visibles: inmigración, armas nucleares, política internacional y Brexit. El problema de Corbyn es que no convence cuando habla en favor de la permanencia en la UE, y creo que esa percepción irá en su contra. Es cierto que podría aparecer más convencido, enfadado, que podría hablar más sobre los valores de la UE, pero no quiere hacerlo por la gente que votó Leave en las circunscripciones laboristas. Y si lo hiciera, ¿qué cambiaría?

Corbyn ha transformado el partido y lo ha devuelto a la izquierda. Como consecuencia de nuestro sistema electoral, los principales partidos británicos son una especie de coaliciones en sí mismos y las divisiones que se perciben tienen que ver con las diversas visiones de la izquierda que hay dentro del laborismo; en ningún otro país sería Corbyn líder de un partido como el Laborista. Es un dirigente diferente, capaz de ir a un pueblo del norte de Inglaterra y pasarse horas en un debate organizado por la comunidad, mientras otros permanecen en Westminster haciendo declaraciones a periodistas. Y cuesta entender eso. Es un hombre de hielo, que no está guiado ni por los egos ni por la vanidad, aunque tiene cosas por mejorar.