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Una Iglesia minada por la pederastia se prepara para una inédita cumbre

El papa Francisco reunirá a partir del jueves en el Vaticano en una inédita cumbre sobre la pederastia a la jerarquía de una Iglesia católica socavada por los escándalos de abusos sexuales a menores por parte del clero. Sus organizadores piden rebajar las expectativas porque «no se va a acabar con los abusos en tres días».

Los líderes de las 113 conferencias episcopales del mundo, así como superiores de las congregaciones y grupos de víctimas de curas católicos pederastas, alrededor de 200 personas, han sido convocadas por el papa Francisco a una cumbre extraordinaria sobre pederastia en el seno de la Iglesia, cuyo primer objetivo es, según sus organizadores, que se tome conciencia de un fenómeno que el pontífice argentino considera un «desafío urgente» para la institución, por más doloroso y dramático que sea.

La cumbre en el Vaticano, la primera de este tipo, se llevará a cabo del 21 al 24 de febrero y quiere ser una respuesta concreta al escándalo de la pederastia y sobre todo a su encubrimiento. «Es el momento de la verdad. Aunque dé miedo y nos humille», reconoció en una conferencia de prensa el arzobispo maltés Charles Scicluna, autor entre otros del informe sobre el fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, uno de los escándalos más graves de pederastia que ha vivido la Iglesia.

«El primer paso debe ser reconocer la verdad», subrayó el papa en la carta en la que exhortaba a los participantes a prepararse para la cumbre celebrando encuentros personales con víctimas de abusos sexuales cometidos por miembros del clero. Mañana por la mañana, el comité organizador tiene previsto reunirse con una docena de ellas.

En algunas áreas, en particular en países de África y Asia, formas de violencia y de abusos sexuales a niños siguen siendo un tabú y por ello el encuentro asume también un carácter «educativo». «Si uno encuentra a una víctima, escucha sus gritos de ayuda, sus lágrimas, sus heridas sicológicas y físicas, no puede quedarse indiferente», explicó el jesuita alemán Hans Zollner, sicólogo y uno de los organizadores.

Desde que estallaron los primeros escándalos hace unos 35 años, la jerarquía de la Iglesia católica ha tomado una serie de medidas preventivas, adoptado leyes, pedido perdón y lanzado condenas, pero sin lograr que desaparezca la «cultura del encubrimiento», la mentalidad de mantener todo en secreto.

El problema «continuará»

Consciente de las elevadas expectativas que genera la cumbre, el papa argentino reconoció que «el problema del abuso continuará» y que la batalla se inicia tomando conciencia del fenómeno, para luego fijar protocolos y seguir luchando.

«En tres días no vamos a resolver el problema, pero ya que se celebre la cumbre es una buena cosa», sostuvo Scicluna, quien considera que estos crímenes son sobre todo civiles y que solo con la justicia se pueden reparar.

Scicluna subrayó la necesidad de que «se rompa con el código de silencio, con la complicidad y con la negación, porque la verdad es lo que cuenta».

«Los obispos tienen que cambiar de actitud, eso es más difícil que cambiar una ley», reconoció Zollner al referirse a los más de 5.000 obispos con los que cuenta hoy en día la Iglesia católica.

«La credibilidad de la Iglesia está en juego», admitió por su parte el jesuita Federico Lombardi, exportavoz del Vaticano, quien coordinará los debates.

Para el cura chileno Luis Badilla, a cargo de un blog especializado en temas de religión, se trata de un «momento decisivo para el pontificado», marcado en estos seis años por los escándalos en EEUU, Australia y Chile. «Queremos que esta reunión termine con decisiones concretas», pidió.

La misma petición que hacen las víctimas.

El encuentro, que se celebrará bajo el título “La protección de los menores en la Iglesia”, ha molestado a algunos sectores ya que excluye otros abusos como los padecidos por las monjas, incluso sexuales, por parte de clérigos.

Martel: «La homosexualidad explica muchos de los problemas de la Iglesia»

La Iglesia es «una estructura masivamente homosexualizada», asegura el periodista y sociólogo francés Frédéric Martel en “Sodoma”, un alegato contra la «hipocresía» de la curia que ha generado gran polémica antes de llegar a las librerías.

«La homosexualidad explica la mayoría de problemas de la Iglesia desde hace 50 años. Su homofobia se explica por el alto nivel de homosexualidad en el clero», sostiene Martel en una entrevista con Efe. Una de sus fuentes, un exmiembro de la Iglesia, afirma que la comunidad homosexual representa el 80% del Vaticano.

Para Martel, la defensa del celibato, la postura contraria al preservativo y las relaciones sexuales prematrimoniales, al igual que los abusos a menores –aunque aclara que no hay ningún vínculo entre abusos y homosexualidad– que «se explican también por la homosexualidad» debido a la masculinidad propia de la Iglesia, «la protección de la institución» y «el secretismo» que impone, además de a los intereses propios. Según Martel, lo importante es cumplir con la castidad de puertas afuera.GARA