Mikel INSAUSTI
DESTROYER: UNA MUJER HERIDA

Los Angeles Confidencial en clave femenina

Había analistas que afirmaban que este iba a ser el año del resurgimiento de Nicole Kidman, y que tenía posibilidades por partida doble para optar a los premios anuales con “Boy Erased” (2018) y “Destroyer” (2018). Pero la australiana no termina de madurar como actriz, habiendo superado ya la barrera de la cincuentena. Con “Destroyer” al final solo ha conseguido una nominación al Globo de Oro y otra a los Satellite Awards, quedándose fuera de la lucha por el Óscar. Y es que no todos los actores o todas las actrices que se someten a transformaciones físicas logran necesariamente impresionar a los y las votantes de la Academia, un recurso que a más de un veterano o veterana le ha salido bien al renunciar a su viejo status de estrella de Hollywood y confiar en el poder de redención del cine independiente.

La Kidman se ha puesto en manos de la cineasta indie Karyn Kusama, con un gran potencial pero de trayectoria irregular. Arrancó de modo muy prometedor en Sundance con “Girlfight” (2000), haciendo valer el padrinazgo de John Sayles. Luego, ya por libre, no convenció igual con sus siguientes “Aeon Flux” (2005) y “Jennifer’s Body” (2009), hasta que de nuevo experimentó una esperanzadora recuperación con la reciente “La invitación” (2015). Y “Destroyer” (2018) también apunta en la buena dirección, pero dentro de un género en el que es más difícil innovar y sorprender. Su propuesta de cine negro angelino tiene un absoluto protagonismo femenino, que comparten la detective Erin Bell y la ciudad, toda vez que Los Angeles actúa como metáfora de una mujer que se siente dividida entre el pasado y el presente. Arrastra la experiencia traumática de una misión policial como infiltrada del FBI en una peligrosa banda de atracadores, y que se saldó de la peor manera posible. Y debe enfrentarse de nuevo a su mayor enemigo otra vez.