Iñigo Jaca Arrizabalaga
KOLABORAZIOA

A Jon Ugutz Goikoetxea Elorriaga

Inmerso en la terapia de realizar un relato de vida me encuentro contigo Jon. Un gran recuerdo de un gran amigo, cuya muerte trágica un quince de marzo de hace 47 años, me causó un tremendo dolor. Era el primer duelo que experimentaba por la muerte de un amigo joven, el dolor emocional fue intenso, me costó aceptar tu muerte, sobre todo por cómo aconteció.

Nos tocó andar juntos por Navarra durante unos días y hablábamos de todo. Aprendí mucho de ti, eras muy inteligente y tenías un discurso muy bien estructurado. Éramos vascos, teníamos derecho a decidir sobre la independencia de nuestro pueblo y a luchar contra una dictadura impuesta por quienes habían perseguido primero y arrinconado después nuestra lengua. También habían bombardeado y masacrado nuestra tierra causando muchos muertos. Igualmente éramos conscientes de la explotación que sufrían los trabajadores de nuestro país y luchábamos por su emancipación.

Amabas la naturaleza y eras un gran aficionado a la montaña, espacio este en el que todos nos sentíamos libres, donde podíamos hablar, cantar y gritar sin que nos escuchasen todos aquellos colaboradores con el régimen franquista, lamentablemente demasiados que, conviviendo con nosotros, con tanta facilidad nos humillaban y denunciaban ante quienes nos reprimían.

Recuerdo cuando fuimos a aquel piso de Iruñea que alguien había alquilado y cómo en cuanto entramos en la cocina te diste cuenta de que alguien había andado en el mismo. «Salgamos de aquí rápido» dijiste. Efectivamente, en aquel piso habían estado unos días esperando a que apareciéramos, quienes habían detenido a algunos militantes nuestros en una redada que desconocíamos. También recuerdo como deambulamos por Iruñea mientras nos buscaban, con la serenidad que te caracterizaba, hasta que al anochecer localizamos la casa de un amigo mío donde pernoctamos.

Lo que nos contaron de tu muerte es que ibas solo cuando te dispararon, y que fue en la zona en la que muchos años más tarde ejercería mi profesión. Muchas veces he recordado aquel paso de frontera por Urdazubi hacia Iparralde, que lo hicimos varios compañeros juntos, y por estar yo limitado a causa de un esguince de tobillo, mientras los otros corrían en un desarbolado en el que nos podían divisar, tú te quedaste para ayudarme y para que no me quedase solo. Sin duda, eras el mejor de todos nosotros.

Vista la situación del país, a día de hoy, me asalta la pregunta de si mereció la pena. Recuerdo cuando hablabas de tu compañera, de que vuestro proyecto en común estaba totalmente ligado a acabar con aquella dictadura española, a la liberación del pueblo vasco, a la recuperación total del euskara, y a la no explotación de los trabajadores. Valores estos que no tengo claro que hoy defiendan nuestros políticos. En muchos de nosotros que tuvimos la suerte de conocerte, dejaste una gran huella, Txapela, el 15 de marzo te recordaré muy especialmente.