«Una final es el último partido», insiste a menudo, también ayer, José Luis Mendilibar. Pero partidos decisivos hay muchos y los que enlaza ahora en Ipurua el Eibar lo son: tres choques consecutivos ante rivales directos, peor clasificados en los tres casos; en el escenario en el que los azulgranas están cimentando, más que nunca la temporada y a falta de un pequeño empujón para dar el objetivo por cumplido un curso más.

El primero ya se saldó del lado eibarrés, con la victoria frente al Celta, precisamente el equipo que marca ahora mismo el descenso, diez puntos por debajo del Eibar. El próximo 3 de abril llegará el Rayo, también en descenso y a doce puntos de los armeros. Y entre ambos choques, mañana es el turno del Valladolid. Un equipo que, aprovechando la inercia del ascenso, cuajó una muy buena primera vuelta, pero que ahora ha entrado en barrena. El equipo blanquivioleta llegará a Ipurua tras haber ganado solo uno de los 14 últimos partidos, cuatro derrotas consecutivas, cada vez más cerca del peligro –solo le separa un punto del descenso– y con un déficit evidente: con 21 goles, apenas cinco en las diez últimas jornadas, es el equipo con menos puntería de Primera.

Todo eso debe aprovecharlo un Eibar que su campo ejerce de Jeckyll. Si también lo hace mañana, alcanzará los 38 puntos. Una cifra que a principio de temporada se antojaba escasa pero que, además de que quedarían todavía otras diez jornadas para arañar alguno más, viendo las distancias que hay actualmente en la clasificación, pueden suponer la certificación de una sexta temporada consecutiva en Primera para los guipuzcoanos. «Es verdad. Si ganamos este partido, aunque no sea matemático, lo normal es que el año que viene estemos en Primera –se congratula José Luis Mendilibar–. Así que es un partido importante. Pero también para llegar aquí ha habido partidos importantes. Así que este lo es, pero no más que otros partidos anteriores».

De hecho, es probable que la importancia de la cita sea mayor para un Valladolid que se asoma al abismo y que no encuentra fin a su mala racha. «En los momentos buenos, a los rivales les costaba llegar al área y ellos no necesitaban mucho para hacer gol. Pero en las últimas jornadas han perdido eso. El ejemplo lo tenemos en la semana pasada –recordó el zaldibartarra–. En veinte minutos pudieron meterle cuatro al Real Madrid pero entre fueras de juego por centímetros, el penalti que fallan... Jugaron muy bien y acabaron perdiendo por cuatro. ¿Cómo puede pasar eso? Pues es lo que suele pasar a los equipos que les está costando ganar. Y luego cuando estás en buena racha pasa lo contrario, que sin tener que hacer un gran fútbol te salen los partidos. A ellos les está yendo ahora todo a la contra y estarán deseando cambiar de racha otra vez», reflexionó.

Dudas para el partido

El técnico tiene algunas dudas para el encuentro frente a los vallisoletanos, que resolverá hoy en el último entrenamiento (Atxabalpe, 11.00).

Con Jordi Calavera descartado, la principal incógnita atañe a Sergi Enrich, un futbolista con plaza fija en los esquemas de Mendilibar pero que se quedó en la grada de Mendizorrotza por problemas musculares. La progresión ha sido buena esta semana pero el técnico quiere esperar a ver si supera el «examen» de hoy.

Más complicado parece tenerlo ahora mismo Pedro León, también fuera de la lista la semana pasada, y que «anda bastante justo, renqueante», admitió el entrenador azulgrana.

Ánimos del técnico a Pablo Hervías

Pablo Hervías, cedido hasta junio en el Valladolid, ha dicho adiós a la temporada tras confirmarse que sufre una rotura completa del ligamento lateral interno de la rodilla izquierda. La semana que viene pasará por el quirófano y afrontará después un período de baja de entre cinco y seis meses.

Un mazazo para el futbolista, al que ayer Mendilibar envió ánimos. «Es una pena. Además es un chaval majo y da más pena. Desde aquí le mando ánimo y fuerza para que se recupere», aseguró. A.U.L.