El supremacista australiano que llevó a cabo el ataque islamófobo de Nueva Zelanda había tuiteado previamente un largo manifiesto justificativo que tituló con el mismo epígrafe con el que hace unos años el escritor francés de extrema derecha Renaud Camus publicó su tesis, «El Gran Reemplazo», una sustitución masiva y genocida de la población blanca y cristiana por inmigrantes de piel oscura y de cultura musulmana. Asegura Camus, que fue condenado en su día por incitación al odio, que él no es violento y que condena estos actos «terroristas, espantosos, criminales, desastrosos y –añade– imbéciles», como si sostener que los movimientos migratorios desde África hacia Europa son el producto de un complot judío para reducir la población blanca no fuera ya de por sí de una imbecilidad propia de librepensadores de la talla de Donald Trump, en cuyo país Camus fue profesor de lengua y literatura francesa durante algún tiempo. Fue a finales de los sesenta, pocos años después de que París decidiera renunciar a Argelia, claudicando tras una guerra terrorista, espantosa, criminal, desastrosa e imbécil que arrasó un territorio colonizado como si fuera propio y donde se sustituyó a la población autóctona por la francesa. Camus y su discípulo deberían saber que el Gran Reemplazo existió, pero en el otro sentido. También en Nueva Zelanda y, sobretodo, en Australia..