GARA
bruselas

La derecha europea impone a Orban una sanción mínima sin romper amarras

La derecha europea agrupada en el PPE acordó ayer no expulsar sino suspender temporalmente al partido del primer ministro húngaro, el panmagiar y xenófobo Viktor Orban.

El Partido Popular Europeo (PPE) aprobó ayer la «suspensión», pero no la expulsión, del Fidesz del primer ministro húngaro, Viktor Orban, de la derecha europea, la principal familia política de la Unión Europea (UE), tras los ataques de Budapest a Bruselas y, concretamente, al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. El Fidesz no podrá participar ni tener voz ni voto en las decisiones del PPE con efectos inmediatos. Tampoco proponer candidatos.

Tras una serie de polémicas en su país y en Europa, como su negativa a acoger refugiados, la gota que colmó el vaso del PPE fue una campaña en Hungría que criticaba directamente a Juncker, otro de sus miembros.

Alrededor de un núcleo formado por los países del Benelux y de Escandinavia, 13 partidos miembros de esta familia política, que preside las tres principales instituciones del bloque, habían exigido a principios de marzo suspender, e incluso expulsar, al Fidesz. Sin embargo, al término de una tensa reunión de la Asamblea Política del PPE en Bruselas, la formación anunció que «de común acuerdo» con el Fidesz convinieron su «suspensión» indefinida, una decisión apoyada por 190 votos a favor y 3 en contra.

Pedir perdón, retirar la campaña y permitir que siga abierta la Universidad europea de George Soros eran las tres condiciones que había reclamado el líder del PPE en la Eurocámara y candidato a presidir la Comisión Europea, Manfred Weber.

Con la imposición de estas condiciones, que un órgano presidido por el expresidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, supervisará y emitirá un informe sobre su aplicación «en su momento», el PPE postergó decidir sobre una eventual y complicada expulsión.

En un momento en que los sondeos apuntan a que un PPE a la baja necesitará alianzas con más partidos para poder gobernar, se teme que Orban se marche y se alíe con la Liga del ultraderechista Matteo Salvini.

«Yo estaba dispuesto a dar un portazo, pero la mayoría de los miembros no quería nuestra marcha, ya que comprendieron que somos un partido fuerte y que no era prudente obligarnos a abandonar la familia», defendió Orban tras la reunión.

El primer ministro, uno de los ocho del PPE en el Consejo Europeo, subrayó así que podrá hacer campaña por Weber, quien por su parte quiso marcar distancias, subrayando que la expulsión «sigue sobre la mesa».