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CICLISMO | París Roubaix

Gilbert, del infierno norteño al cielo

El valón fue el más rápido en el tercer Monumento del año al batir por velocidad en el velódromo al alemán Nils Politt (Katusha).

El valón Philippe Gilbert (Deceuninck Quick Step) cerró el ciclo de triunfos en grandes clásicas tocando el cielo con las manos en la 117ª edición de la París Roubaix, donde alzó los brazos tras superar en duelo directo a su compañero de escapada, el alemán Nils Politt (Katusha), segundo clasificado.

Se trata del cuarto Monumento de Gilbert, que colecciona un palmarés envidiable. Solo le falta la Milán San Remo en su hoja de servicios, pero tiene La Lieja, 2 Giros de Lombardía, 4 Amstel Gold Race, 2 París Tours, 1 Omloop, Flecha Valona, Strade Bianche y Clásica de Donostia. Además fue campeón del Mundo en 2012 y tiene triunfos de etapas en Giro, Tour y Vuelta.

La París Roubaix comenzó a las 11.00 con la baja de última hora del colombiano Fernando Gaviria (UAE), ilusionado con su debut y frustrado porque tendrá que esperar un año para debutar en la carrera de sus sueños.

Como es habitual, hubo pelea desde el banderazo de salida, aunque las escapadas no tuvieron consistencia. Philippe Gilbert iba a por delante cuando faltaban poco más de 50 kilómetros y acababa de dejar de rueda al alemán Nils Politt cuando por detrás Peter Sagan (Bora), último ganador en el velódromo, provocó un ataque que cazó a Politt y a Gilbert y dejó a seis corredores en cabeza (Gilbert, Sagan, Lampaert, Vanmarcke, Politt y Wout Van Aert).

A 15,8 kms de meta, en pleno Carrefour de L’Abre, el veterano Gilbert, como lo había hecho sin éxito a 23 kms de meta, volvió a atacar y se marchó. Solo le pudo seguir Politt porque Sagan estaba reventado. Así, ambos entraron al velódromo y el alemán esperó mirando de reojo tomando la parte alta de la pista, pero nada pudo hacer cuando el valón arrancó a 150 metros de la línea de meta. Fue el movimiento que lo llevó a ganar un monumento que le faltaba en su vitrina. «Estoy feliz. Todavía tengo el sueño de ganar los cinco monumentos», dejó en el aire Gilbert.