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Mueller recoge posibles episodios de obstrucción a la Justicia de Trump

El Congreso de EEUU ha solicitado la testificación del fiscal especial Robert Mueller antes del 23 de mayo tras la publicación de la versión censurada de su informe sobre la investigación de la «trama rusa», en el que asegura que no puede exonerar al presidente de las sospechas de obstrucción a la Justicia.

El fiscal general de EEUU, William Barr, declaró ayer que no hay «pruebas suficientes» de que el presidente estadounidense, Donald Trump, obstruyera la Justicia en el contexto de la investigación sobre la «trama rusa», e insistió en que «no hubo conspiración» del mandatario ni de su equipo de campaña con Rusia. Lo hizo poco antes de que el Congreso recibiera del Departamento de Justicia la versión censurada del informe realizado por el fiscal especial Robert Mueller sobre la presunta injerencia rusa en las elecciones de 2016, en el que se recoge que Trump «se implicó en esfuerzos para coartar la investigación» por sus constantes críticas y presiones a las investigaciones abiertas para esclarecer la posible injerencia rusa. En su informe, Mueller, que reconoce no poder aportar pruebas, afirma que no puede exonerar a Trump de haber incurrido en el delito de obstrucción a la Justicia.

Según Barr, se confirma que el Kremlin «realizó esfuerzos para interferir ilegalmente en las elecciones de 2016, pero no halló connivencia con la campaña de Trump». Sin embargo, el informe recoge que miembros de su equipo se reunieron con ciudadanos rusos el 9 de junio de 2016 con la esperanza de obtener información que «ayudara» al ahora presidente en la campaña y añade que los interlocutores rusos «no proporcionaron tal información».

«El presidente Trump (...) se implicó en esfuerzos para coartar la investigación del fiscal especial y evitar la divulgación de pruebas a la misma, incluido mediante contactos públicos y privados con testigos potenciales» y sus respuestas escritas al fiscal especial fueron «inadecuadas», dice el informe de 400 páginas, que recoge que el mandatario «reaccionó negativamente al nombramiento del fiscal especial» e intentó que fuera despedido. Sus palabras fueron: «Esto es terrible. Este es el fin de mi Presidencia. Estoy jodido».

El informe recoge que investigó una decena de episodios relacionados con la posible obstrucción de Justicia por parte de Trump, entre ellos su reacción al nombramiento de Mueller, el despido del director del FBI, James Comey, y su comportamiento respecto a su exabogado personal Michael Cohen.

Donald Trump, volvió a recurrir a “Juego de Tronos” para pavonearse en Twitter. «Ni conspiración, ni obstrucción. Para los que me odian y los izquierdistas radicales demócratas... Game over», señaló en un tuit que imitaba la estética y tipografía de la popular serie, en el que se puede apreciar a un Trump, de espaldas, mirando a un horizonte invisible por la niebla.

Desde el Congreso se solicitó ayer la presencia de Mueller para que, antes del 23 de mayo, testifique sobre sus hallazgos, después de que Barr admitiera que «esta semana los abogados personales del presidente solicitaron, y se les dio, la oportunidad de leer una versión final del informe censurado antes de que fuera publicado», aunque dijo que Trump no ejerció su derecho a invocar el «privilegio ejecutivo» para censurar partes del informe, y que nadie fuera del Departamento lo editó.

Tras las palabras de Barr, la presidenta de la Cámara baja, la demócrata Nancy Pelosi, aseveró que es «más urgente que nunca» que Mueller ofrezca testimonio ante el Congreso.

El austero y metódico exjefe del FBI

Robert Mueller, con fama de austero y metódico y polo opuesto a Donald Trump, ha mantenido en vilo a EEUU durante casi dos años y en jaque al presidente al investigar de forma silenciosa «trama rusa», permanecer en la sombra y hablar solo a través de documentos judiciales. El fiscal, que huye de los medios y se ha ganado el respeto de la clase política, dejó que William Barr manejara el huracán mediático tras entregar el 22 de marzo sus conclusiones. Indiferente al ruido mediático y a la algarabía política, fue tirando metódicamente de todos los hilos que tenía a su disposición en busca de la verdad.

Mueller, de 74 años, solo comparte con Trump haber nacido en una familia acomodada, asistido a escuelas prestigiosas y ser republicano. Frente a la personalidad extravagante de Trump, omnipresente en los medios, Mueller muestra una calculada austeridad y elude llamar la atención.

Trump tuvo cuidado de no atacarle de frente, pese a denunciar una «caza de brujas» injusta y a acusarle de estar «fuera de control» o de ser «parcial», pero sin su virulencia tuitera habitual.

Estudió Derecho, ejerció como fiscal y fue «número dos» del Departamento de Justicia con George Bush padre. Nombrado director del FBI una semana antes del 11S, permaneció en el cargo 12 años después de que, con su mandato a punto de expirar en 2011, Barack Obama le pidiera seguir en el puesto. La decisión fue aprobada por el 100% de los senadores.

En 2004 amenazó con dimitir si el presidente George W. Bush persistía con un controvertido programa de escuchas extrajudiciales.GARA