Iñaki IRIONDO
GASTEIZ
POSTELECCIONES Y PREELECCIONES

Sánchez acerca a Iglesias, consuela a Casado y neutraliza a Rivera

El presidente español en funciones, Pedro Sánchez, ha cerrado su ronda con los líderes de los otros tres partidos más importantes en el ámbito del Estado. A Pablo Iglesias le dedicó más de dos horas de tiempo y rango de socio prioritario. A Pablo Casado le dio la categoría de líder de la oposición. La batalla de Albert Rivera es ahora con el PP.

Más de dos horas de reunión certificaron ayer la imagen de que Pedro Sánchez busca algún tipo de acuerdo con la Unidas Podemos de Pablo Iglesias, aunque no parece que vaya a ser el gobierno de coalición que pretende la formación morada. Las negociaciones, si son en serio, irán para largo. De momento, hasta después de las elecciones del 26 de mayo el único escenario de pactos será el de la constitución de las mesas del Congreso y el Senado, el martes 21.

En esta ronda de reuniones, celebrada intencionadamente en La Moncloa para dejar claro el rango presidencial del anfitrión, Pedro Sánchez ha identificado claramente a sus invitados ante la ciudadanía. Pablo Iglesias es el futuro aliado, aunque habrá que negociar y pelear la fórmula. A Pablo Casado le otorgó el tratamiento de jefe de la oposición, vengándose con sus buenos modales y atenciones del político maleducado que tanto le insultó en campaña. Y a Albert Rivera también ha querido ponerle en su sitio, el de opositor con el que no se lleva bien ni tiene todavía estatus suficiente para prestarle excesiva atención.

Otra cosa son las presiones que puede haber desde sectores de poder político y económico para que el PSOE busque un pacto Ciudadano que garantice el actual status quo; e incluso los llamamientos para facilitarse la gobernabilidad que hacen figuras como la ministra de Defensa en funciones, Margarita Robles, desde –significativo– la base militar 'Cid Campeador'.

De momento, esto parece neutralizado. Tampoco Albert Rivera parece tentado de llegar a acuerdos de investidura con Pedro Sánchez, a quien ayer, en menos de una hora de cita, ya le anunció que votará contra su nombramiento y se queda en la oposición. Le ofreció algunos acuerdos de Estado y, como no podía ser de otra forma, le instó a castigar a Catalunya con la aplicación del artículo 155. En esto, Sánchez también puede contar con el PP de Pablo Casado.

Iglesias, optimista y contento

El líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, dijo salir «optimista» y «contento» de la reunión con Pedro Sánchez, pero fue breve y lacónico para decir que «nos hemos puesto de acuerdo en ponernos de acuerdo».

Da la impresión de que Pablo Iglesias ha aprendido de las fallidas negociaciones de 2015-2016, ha bajado el pistón de sus exigencias, y ayer pidió «paciencia» porque ese trabajo va a ser «largo» y requerirá de «discreción» y «prudencia».

Unidas Podemos sostiene que la garantía de que el próximo gobierno no se desvíe de hacer políticas de izquierda es que sea de coalición. El PSOE no está dispuesto a hacer esas concesiones, aunque sí podría admitir nombrar ministros independientes sugeridos por el partido de Pablo Iglesias.

Rivera batalla con Casado

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, aprovechó su visita a La Moncloa no solo para posicionarse ante Pedro Sánchez, sino también para disputar al líder del PP, Pablo Casado, la dirección de la oposición. Aunque el PP obtuvo 66 escaños y Cs 57, el partido naranja se aferra a que apenas les separan un 0,8% de votos, 220.000 en todo el Estado, y a que los de Casado están en crisis, para tratar de arrogarse ese título.

El propio Rivera transmitió su deseo de «liderar» la oposición frente a un PP «en descomposición» y con una «crisis interna» tras perder 71 escaños. Según explicó, cuando el gobierno de PSOE y Unidas Podemos se desmorone, «que se desmoronará», tiene que haber un «proyecto fuerte», como el de Ciudadanos, y no un PP que ve que se está derrumbando.

En cuanto a la propuesta que Pablo Casado dejó la víspera en la Moncloa para que Cs se abstuviera y facilitara una investidura de Pedro Sánchez sin apoyo independentista, Albert Rivera rechazó la idea, habló de «broma» y tiró de ironía para afirmar que «bastante tiene el señor Casado con lo que tiene como para meterle el dedo en el ojo». Dijo luego estar «más preocupado por los españoles que con la crisis interna y la descomposición electoral del PP».

Desde el PP le respondieron que lo que es un «chiste» es que el partido naranja ofrezca «cuatro senadores» a Pedro Sánchez para aplicar el artículo 155 de la Constitución en Catalunya.

Margarita Robles mira a Cs

La ministra de Defensa en funciones, Margarita Robles, pidió mientras a Rivera que «esté a la altura de las circunstancias» y favorezca la investidura de Pedro Sánchez.

Robles hizo su llamamiento desde la base militar 'Cid Campeador' en la localidad burgalesa de Castrillo del Val. Allí recordó que el PSOE se abstuvo en su momento para favorecer el Gobierno de Mariano Rajoy. Aunque olvidó, al parecer, que Pedro Sánchez dejó su escaño por aquella decisión.