Ibai AZPARREN
ANIVERSARIO DE LA FUGA DEL FUERTE DE EZKABA

EZKABA, 81 AñOS DESPUÉS: «COMO YO NO HE HECHO NADA, A MÍ NADA ME HARÁN»

JAVIER ROCAFORT TRABAJABA EN LA EXTENSIÓN DEL TENDIDO ELÉCTRICO DE SANGüESA. DÍAS DESPUÉS DEL ALZAMIENTO MILITAR, LO LLEVARON PRESO POR EL ÚNICO DELITO DE PERTENECER AL PARTIDO IZQUIERDA REPUBLICANA. SON LOS LLAMADOS PRESOS «GUBERNATIVOS», QUE NO FUERON JUZGADOS. AYER SE LES HOMENAJEÓ EN EL 81 ANIVERSARIO DE LA FUGA DEL FUERTE DE EZKABA.

El aire que soplaba y silbaba a casi 900 metros y la fuerte lluvia primaveral no evitaron que Maite Rocafort, nieta de Javier, leyera con voz entrecortada las cartas escritas por este. No sin antes explicar que su mujer, Dominica Lozano, se trasladó a Iruñea para poder ayudarle en lo posible. La mujer no paró de hacer gestiones para evitar lo peor. Los militares le dijeron que para liberarlo sería conveniente conseguir certificados de buena conducta por parte de las autoridades de Sangüesa.Finalmente se las concedieron, pero antes de que lo pusieran en libertad, alguien sacó a Rocafort y a otros presos del fuerte y los fusilaron. Era habitual que grupos de pistoleros falangistas y carlistas de los mismos pueblos sacaran a los presos y los fusilaran en los alrededores. Es el caso de Javier.

«Me acuerdo mucho de los chicos. Por mí estad muy tranquilos, estoy bien. Como yo nada he hecho a mí nada me harán. Domi, me parece que voy a ser tan feliz cuando nos juntemos con nuestros hijos como nunca. Créeme, que todo lo que tú haces por nosotros pienso compensártelo con creces», escribía un día antes de morir.

A nuestro alrededor, multitud de miradas vienen a preguntar qué transcendencia puede tener conocer el sino de los desaparecidos hace 80 años. Pero es sabido que la vida de un desaparecido carece final, como la de Rocafort, cuyos restos nunca fueron encontrados. Son los llamados presos «gubernativos», prisioneros que no habían sido juzgados pero que se encontraban encerrados en el fuerte como medida represiva por sus ideas libertarias, socialistas, nacionalistas, comunistas, republicanas o abertzales. Y en ellos se centró el 81 aniversario de la fuga de Ezkaba organizado ayer por la asociación Txinparta-Fuerte San Cristóbal. Desde Casalarreina (La Rioja) a Oiartzun, pasando por Zangoza, los familiares de los presos explicaron sus casos, vivencias y el sufrimiento generados y reprimidos en 40 años de dictadura.

Como ofrenda, el grupo Taupadak interpretó "Maravillas", de Berri Txarrak, y "La estancia" de Barricada, frente a un centenar de personas que ondeaban banderas republicanas.

Tampoco faltaron bertsos y poemas, ni aurreskus acompañados de la sonoridad limpia producida por el txistu y el sonido atávico de la txalaparta. Quizá en memoria de Leoncio Aranburu, teniente alcalde de Oiartzun, capturado junto a distintos miembros del PNV y trasladado al fuerte. Fue fusilado el 25 de octubre de 1936.

Su nieta, María José Olaizola, relató su historia bajo las carpas que protegían del aguacero y, rodeada de paraguas, protagonizó este especial homenaje y combatió la infamia del olvido. Al finalizar el acto, varios asistentes recogieron botellas con mensajes y varias flores rojas fueron depositadas frente a la entrada del fuerte, que domina la ciudad de Iruñea desde el monte Ezkaba.

La evasión se produce el 22 de mayo de 1938, cuando la guerra va a cumplir dos años y se inclina a favor de los golpistas. Tres fugados, entre 795, alcanzaron la frontera; a otros 200 los mataron en el monte. «El mejor homenaje, continuar la lucha», reza el grafiti que da la bienvenida al fuerte.