EIBAR 2

BARCELONA 2

Ipurua despidió el año como quería. Y como merecía. Con una fiesta justificada desde hacía semanas, gracias a una temporada nuevamente exitosa, que el Eibar redondeó con un broche a la altura.

Tras haber caído en sus nueve enfrentamientos previos, en los que apenas había sido capaz de marcar un par de goles, ambos en el Camp Nou, el equipo armero sumó su primer punto frente al Barcelona. Y no fue el regalo de un rival repleto de meritorios, como podía preverse con la Liga finiquitada para los dos conjuntos. Tal y como había anunciado Ernesto Valverde la víspera, salió con todo lo que tenía, en una suerte de ensayo para la final de Copa del próximo sábado. Incluyendo a un Leo Messi que volvió a resultar decisivo, como siempre en general y ante los eibarreses en particular –15 goles les ha marcado en nueve partidos–, pero por una vez no tanto como para liquidar a un Eibar que no solo tuteó a su rival, sino que incluso fue superior durante algunas fases del partido.

Tras llevarse un par de sustos en los primeros minutos, no tardó en desplegar todas sus virtudes, con un esfuerzo impecable y solidario pese al que sus jugadores más talentosos empezaron a asomarse al área con cada vez más frecuencia. Cucurella, con la ayuda de Cillessen, premió el buen partido de los suyos, cada vez más cómodos ante un rival sin chispa. Pero con Messi. Recién cumplida la media hora, el argentino aprovechaba un buen pase de Vidal para batir a Dmitrovic por bajo. Y solo un minuto después culminaba un contragolpe picando el balón ante la salida del guardameta serbio.

Dèjá-vu. De la temporada, que se cierra con la sensación de que el Eibar ha ofrecido más de lo que ha recogido, y de sus enfrentamientos con el Barcelona, invariablemente saldados con derrota, más allá de los méritos acumulados por los armeros. Pero esta también ha sido la campaña en la que mejor se ha comportado el equipo de José Luis Mendilibar con los ‘cocos’ –ha puntuado con los siete mejores de la clasificación, incuyendo su histórico triunfo ante el Real Madrid–. Le faltaba el Barcelona y también se lo apuntó. Con un golazo, además. A punto de expirar el primer tiempo, Cillessen salió del área para despejar de cabeza un balón de Cote y su rechace lo cazó de Blasis para soltar una volea imparable que colocaba el 2-2 en el marcador.

Fue definitivo. Y eso que, aún a menor ritmo, hubo ocasiones tras el descanso. Las más claras para el Eibar. Pero ni Enrich, ante el que esta vez sí se lució Cillessen, ni Cucurella, acertaron. No importó. Ipurua, el Eibar, Eibar, ya tenían su fiesta.