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GASTEIZ
Sentencia contra pablo ibar

Ibar no podrá volver a ser condenado a muerte si el juicio se repitiera

Cándido Ibar, el padre de Pablo, se mostró aliviado por la decisión del jurado y manifestó que «por lo menos la pena de muerte se ha quitado para siempre, porque aunque haya otro nuevo juicio no puede ser pena de muerte. Es un triunfo». Andrés Krakenberger también indicó que la Fiscalía solo podría pedir cadena perpetua en un nuevo proceso.

Pablo Ibar no podrá volver a ser condenado a muerte en el caso de que se repita el juicio por el triple crimen de Miramar, por el que se ha sido sentenciado a cadena perpetua. «Por lo menos la pena de muerte se ha quitado para siempre, porque aunque haya otro nuevo juicio no puede ser pena de muerte. Es un triunfo», apuntó Cándido Ibar, padre de Pablo, en declaraciones a ETB.

Reconoció que «es la primera vez que hemos salido aquí en algo victoriosos», e hizo hincapié en que la vida de Pablo Ibar cambiará cuando sea trasladado a otra cárcel. Podrá estudiar o aprender un oficio y podrá volver a abrazar a sus familiares, que en los últimos tres años solo le han visto a través de una pantalla o en la sala de vistas.

Además, podrá preparar con sus abogados el recurso que van a presentar ante el Tribunal de Apelaciones del Cuarto Distrito de Florida. «Hay que pelear, hay que seguir», manifestó Cándido. En este sentido, conviene recordar que todavía les queda una larga batalla por delante, ya que el proceso de apelación puede durar años, tal como reconoció Joe Nascimento, uno de los abogados de Pablo.

Andrés Krakenberger, portavoz de la “Asociación contra la pena de muerte Pablo Ibar”, cifró en seis los años que podría durar el proceso, que, si todo va bien, finalizaría con la repetición del juicio, donde volverán a defender la inocencia del preso. «La cadena perpetua es, como mucho, el descanso a mitad del partido, y toca enfrentarse a la segunda parte», subrayó.

Y pidió a la ciudadanía que «no olvide» a Ibar, que, a su juicio, ha sido condenado a cadena perpetua pese a existir «fuertes pruebas de su inocencia». Señaló que se trata de una «situación de injusticia manifesta».

Pruebas en entredicho

Krakenberger censuró que en el juicio se hayan tenido en cuenta las imagenes de la cámara de seguridad de la casa de una de las víctimas, pese a que los peritos de la Fiscalía «admitieron claramente que no sirven para identificar a Pablo ni a nadie».

«También vimos cómo la perito que realizó el análisis del ADN en la camiseta [con la que el autor del crimen tapó su cara y que fue localizada en el jardín de la casa] encontró una mínima traza de AND que tiene una coincidencia parcial, no total, con el ADN de Pablo, y que tiene toda la morfología de ser una contaminación», remarcó. Y añadió que esta perito relató que «todos los análisis anteriores habían salido negativos» y que, cuando ella recibió la camiseta para analizarla, estaba en un sobre de papel abierto, de lo que se deduce que «la cadena de custodia se vio comprometida en este asunto tan turbio».

Además, destacó que «hay cintas de vídeos borradas estando bajo custodia policial que sirvieron para la exoneración» de Seth Peñalver, acusado por el mismo caso y que recuperó la libertad en 2012, cuando fue absuelto en un segundo juicio. A este respecto, Krakenberger criticó que el juez, a instancias del Ministerio Público, no dejó que los letrados expusieran este caso en la vista oral.

«La Fiscalía, en primer lugar, arrastró los pies, no quiso traer esas cintas al juicio y, cuando por fin las encuentra, porque el bochorno de no traerlas era brutal, el juez dictamina que no son relevantes», aseveró.

«Armamento probatorio»

A su entender, «son tantas y tantas» las irregularidades cometidas en el procedimiento que tienen «un armamento apelatorio potente». «Vamos a apelar y esperamos conseguir ya lo antes posible, aunque sea en años, que Pablo conozca la libertad», aseguró, y afirmó que los familiares de Ibar «están aliviados, porque no es lo mismo tener esa espada de Damocles encima, que es la pena de muerte, a ir a un régimen mejor de visitas, en el que Pablo podrá estudiar, etcétera».

«Se van a poder abrazar, aunque el vis a vis y ese tipo de cosas en Estados Unidos, directamente en Florida, no existen, pero sí que van a poder tener un contacto físico normal, un abrazo o estar en la misma habitación», explicó.

Tras conocer la decisión del jurado, Tanya Ibar, la esposa de Pablo, incidió en que «esto no es lo que queríamos en el principio, pero esto es al menos vida, y eso es algo que celebrar, algo para ser feliz». Afirmó que se siente feliz porque sabe que no tendrá que volver al corredor de la muerte con sus dos hijos, de 7 y 12 años de edad, que no han conocido a su padre en libertad.

Y no le podrán abrazar fuera de la prisión a corto plazo, porque a los seis años que puede durar el proceso apelatorio hay que sumar, en el mejor de los casos, los dos años que puede durar la repetición del juicio.