Iosu Del Moral
Secretario General de Podemos Donostia
KOLABORAZIOA

La legitimación del régimen

Una vez pasada la jornada electoral del 26M, todo indica que en los próximos días se dilucidará y conformará el gobierno central del Estado. Gobierno que, según parece, el PSOE quiere ostentar en solitario, mientras que la dirección actual de Podemos apuesta por entrar a gobernar de manera conjunta, cohabitando en el gabinete junto a los socialistas. Una decisión nada baladí la cual, debido a su gran calado político y estratégico, esperemos que la dirección del partido se disponga a compartir con la militancia a modo de consulta. De esa manera, que sean las bases quienes tomen la palabra y decreten cual debe ser el posicionamiento de la organización respecto a dicho asunto que, grosso modo, se plantea desde dos vías.

Por un lado está lo que se conoce como la vía a la portuguesa, donde el Bloco y el PCP, Partido Comunista de Portugal facilitaron un gobierno de «izquierdas» de los socialistas portugueses, pero en ningún caso entraron a formar parte del Gobierno de la nación. De este modo, además de apuntalar un dique de contención frente a la amenaza de la derecha más recalcitrante, posibilitas una administración «progresista». Un movimiento estratégico cargado de praxis política, pero que al mismo tiempo te permite mantener tus señas de identidad en tu ideario ideológico con una posición que te sigue manteniendo al margen del establishment. Así, marcas la diferencia entre lo que supone el facilitar la llegada del PSOE, en este caso frenando las aspiraciones del trifachito y presionando parlamentariamente a los socialistas a cumplir con la agenda social, pero dejas claro que con el partido del GAL, la OTAN, la venta de los sectores estratégicos a los privados, o el 135, de ninguna de las maneras tienes intención de ser un socio destacado formando parte de ese hipotético Gobierno.

Por otro lado está la segunda opción, la de entrar en el Gobierno con el PSOE, la cual para muchas de las que formamos parte de este proyecto sería una auténtica catástrofe en términos políticos, además de en otros sentidos. En primer lugar, este acuerdo significaría la legitimización definitiva del régimen; si entendemos que el PSOE ha sido sistemáticamente cómplice de las políticas neo-liberales que dejan en una situación de desprotección a los colectivos más débiles y desfavorecidos, siendo uno de los pilares fundamentales que sustenta un sistema corrupto e injusto, sería dar la espalda a la hoja de ruta que muchas nos marcamos en el 15M. En segundo lugar, dicha legitimización del régimen no hace otra cosa que romper con cualquier opción de ruptura, si es que la hubiera, al avalar al PSOE, dejando al movimiento en general en una especie de hastío reformista donde las cosas parecen moverse para que nada termine de cambiar.

Por último, esto hace que al sumar en un todo con el partido socialista, sus errores, meteduras de pata y traiciones, que las habrá, sean vistas como propias siendo interpelados por la sociedad al considerarnos coautores de las mismas. Mientras que cualquier logro social, si es que lo hubiera en una fórmula de este tipo, sería percibido como un éxito del gobierno de Sánchez, por mucho que fuera la propia gente de Podemos quien lo hubiera impulsado. De ahí que sea muy complicado para quienes defendemos un proyecto de confrontación directa y sin complejos al régimen establecido, ir de la mano de uno de los sustentos centrales de ese mismo régimen que no es otro que el PSOE, quien además, con todo el descaro y sin ninguna concepción de clase, pacta en Europa y en Euskal Herria con las derechas, dejando al arco de la izquierda real sin ninguna posibilidad de mejorar la vida de la gente.