GARA
BAMAKO

Demanda para que el Estado garantice la seguridad de las poblaciones en Mali

La solución a la crisis en el centro de Mali, donde se mezclan violencia intercomunitaria, ataques yihadistas y operaciones militares, pasa por una respuesta del Estado a la necesidad de seguridad de las poblaciones, según analistas como Baba Dakono, investigador del Instituto de Estudios de Seguridad sobre África, que apunta a fallos persistentes en el dispositivo militar. La masacre del domingo en Sobane Da, en el centro de Mali dejó 35 muertos, de ellos 24 niños, según un balance oficial divulgado ayer que revisó a la baja un estimado inicialmente de 95 víctimas fatales.

Varios habitantes de la aldea acusaron de la matanza a miembros de la etnia peul, llegados de localidades vecinas. La masacre ocurrió menos de tres semanas después de que casi 160 miembros de la etnia peul fueran masacrados por un grupo identificado como dogón.

Desde la aparición en 2015 del grupo yihadista liderado por el predicador Amadou Koufa, que recluta a sus miembros entre los peul, tradicionalmente ganaderos, se multiplican los enfrentamientos con las etnias bambara y dogón, tradicionalmente agricultores. Los dogón respondieron creando grupos de autodefensa. «El desarme de milicias, grupos de autodefensa o de individuos es indispensable para pacificar la zona», señala Dakono. Pero «las milicias nacieron para responder a una necesidad de seguridad de las poblaciones que ya confían muy poco en la eficacia de las respuesta institucionales».

La asociación de cazadores dogones Dan Nan Ambasagu consideró la matanza del domingo «una declaración de guerra» y reiteró su disponibilidad a las poblaciones para «asegurar en adelante su seguridad» ante la pasividad del Estado y la comunidad internacional.