GARA
brasilia

Moro rechaza los «falsos escándalos» que cuestionan su imparcialidad con Lula

Un héroe para millones de brasileños, el exjuez anticorrupción Sergio Moro, ahora ministro clave en el Gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro, se encuentra cada vez más debilitado y acorralado por las exigencias de su renuncia tras la revelación de su parcialidad en el caso que concluyó con la condena y el encarcelamiento del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. Anteriormente considerado casi intocable, el ahora titular de Justicia afirmó ayer que los «falsos escándalos» no frenarán su misión como ministro de reducir la criminalidad. «Hackers de jueces, fiscales, periodistas y, posiblemente, parlamentarios, así como sus líneas auxiliares, o escándalos falsos no van a interferir en esta misión», escribió en Twitter.

Moro es protagonista de un escándalo desde que un portal en internet divulgó el domingo fragmentos de conversaciones suyas con fiscales responsables de la «Operación Lava Jato» que cuestionan su imparcialidad y la existencia de pruebas consistentes contra Lula.

El ministro tendrá que acudir a una comisión judicial del Senado la próxima semana para explicar los mensajes.

Ante el escándalo suscitado por la filtración de las conversaciones, Bolsonaro ha guardado silencio, aunque el martes recibió a Moro para una reunión privada en su residencia oficial y luego lo acompañó en una ceremonia en la que el ministro fue condecorado.