Curro VELÁZQUEZ-GAZTELU
DONOSTIA
Elkarrizketa
FABIOLA PÉREZ RODRÍGUEZ «LA FABI»
CANTAORA

«El flamenco en Catalunya tiene una salud de hierro, cada vez hay más afición»

Fabiola Pérez Rodríguez, «La Fabi» (Arcos de la Frontera, 1982) decidió a muy temprana edad dedicare al cante desde entonces ha sido una progresión en cuanto a sabiduría y compromiso con el flamenco. Se ha convertido en una de las cantaoras más completas del momento.

La Fabi estará con la afición vasca mañana a las 20.00 horas en la sala DabaDaba de Donostia. Vendrá acompañada de Paco Heredia, su guitarrista oficial y productor de su primer disco “Fruto y Flores”.

Usted viene de grandes compañías de baile donde en el repertorio se exige mucho compás. ¿Se considera, por tanto, una cantaora que domina mejor los cantes festeros, o también está cómoda con cantes como la seguiriya, la soleá, el taranto?

Yo soy cantaora, cantaora. Me siento cómoda en cualquier terreno. Lo que pasa que por saber defenderme bien en los cantes de compás, me han puesto el sello de cantaora festera. En mi disco he dejado claras mis intenciones.

Precisamente, en su disco «Fruto y flores» ha desempolvado unos cantes poco comunes en las grabaciones actuales de flamenco: unos jaleos extremeños de Tía Flora y una taranta del recién desaparecido Gabriel Moreno. ¿A qué se debe?

Yo aprecio mucho los cantes antiguos, para mí son los que valen. Hay que ir a las fuentes y nunca debemos perderlas. Con estos artistas flamencos son con los que debemos aprender la base del buen cante y a partir de ahí coger nuestra propia personalidad, esto es algo muy importante e imprescindible para convertirte en una cantaora sólida con capacidad transmisora.

Sin embargo, usted selecciona esos cantes antiguos y los contemporaniza.

Por supuesto, aunque intente ser lo más fiel a los cantes de antaño, yo lo hago a mi manera de entender el cante y ponerlo a la altura del momento en los que vivimos, que son muy distintos a los que ellos vivieron. Eso sí, sin imitar. En el flamenco, las vivencias de cada uno es un sello particular e imprescindible para así poder expresarte a través de una misma. Algo con un valor excepcional. Hoy por hoy, se habla mucho de las “fatiguitas” que los flamencos padecieron en momentos difíciles de la historia reciente. Ni qué decir hay que nosotros no podemos cantar o trasmitir sensaciones que no hemos padecido en nuestra piel. Por eso, a veces, es tan desgarrador escuchar a través de los cantaores de entonces, esos cantes que te hace estremecer; precisamente por esas vivencias únicas. Mi intención es acordarme de ellos y hacer mi particular homenaje.

A día de hoy se está viviendo una etapa dorada en lo que se refiere a la mujer joven cantaora. Usted está, sin lugar a dudas entre las mejores y más solicitadas voces del momento. ¿Cómo está viviendo estos reconocimientos?

¡Uf!, la verdad es que yo no me esperaba esto. Que la afición esté arropándome tanto, es algo que me hace muy feliz. Si te soy sincera, no soy muy consciente de la repercusión que se está generando con mi voz dentro del flamenco. Esto es una carrera de fondo y desde muy pequeñita, he luchado mucho por lo que soy hoy en día. Estoy muy contenta por todo cuanto estoy consiguiendo ya que lo que sé no me viene dado de familia, como ocurre constantemente en el flamenco. Todo lo que sé lo he aprendido por mis propios medios.

A pesar usted ser del sur vive en Barcelona. ¿Cree que a nivel profesional le aporta más la capital catalana que Andalucía?

En Barcelona estoy en el Tablao del Cordobés, y tener algo constante viene bien. Además, las estructuras de funcionamiento de los tablaos te profesionalizan y te hacen atenerte a unos horarios y disciplina. Hoy por hoy, el flamenco en Catalunya tiene una salud de hierro, hay mucha afición, la gente demanda flamenco.

 

Hoy en día vemos cómo dentro del flamenco y en algunas propuestas de bailaores concretos hay cierta tendencia a la vanguardia y a darse la mano con la danza contemporánea. ¿Qué opinión le merece esto?

Desde mi punto de vista, el flamenco solo tiene un camino. Pero sí es cierto que cada uno es libre de poder hacer lo que le pida el cuerpo. Cada uno tiene que tirar por donde le gusta. A mí personalmente lo que me gusta es el flamenco sin concesiones. No me gusta que se mezcle con cosas, porque se pierde la pureza. Aún menos en el cante, si empiezas a meter cosas ajenas al flamenco, se queda sin fuste.

¿Qué nos vamos a encontrar en la actuación de Donostia?

Será un recital ortodoxo, de una cantaora con un guitarrista. Vamos a proponer un momento de buen cante, como se ha hecho desde sus comienzos, sin aditivos. Mi voz frente a la guitarra y frente a un público excelente, porque la verdad el público vasco sabe escuchar, respeta, conoce los entresijos del arte y la cultura, ya que casi les viene dado de serie (risas). Un lugar donde se consume cultura, te dice mucho de ese lugar. Cantaré cantes de Levante, granaínas, tientos-tangos, soleá, fandangos, seguiriya… y por supuesto nos dejaremos la piel ante la afición vasca.