Castillos navarros en Bizkaia (y 9)

Este completo recorrido en Enkarterriak nos permite visitar hasta dos castillos en un itinerario que sigue un sentido hidrológico.

Abordamos la comarca de Enkarterriak con un doble objetivo: localizar castillos navarros y lanzar nuevos Ibiliz a partir de ellos. Comarca diferenciada durante siglos (al menos a ojos de algunos geógrafos clásicos), Enkarterriak ha tenido sus peculiaridades, de ahí su diferenciación y reconocimiento en el ultimo capítulo de esta serie.

Advertía en el 8º Ibiliz que es fácil entrar en el mundo de las especulaciones. Sin embargo, y visto lo visto, aún lo es más pensar tanto individual como colectivamente que las cosas empiezan cuando uno nace y acaban cuando uno muere. Mejor si contextualizamos su dimensión espacio-temporal. Esto viene a cuento, porque ni la importancia geoestratégica de Balmaseda como confluencia de vías acabó con los romanos, ni empezó o resurgió con los castellanos y su castillo estratégico del cerro de Balmaseda en el XV o el XIII… Entre medio, el cerro existía y el territorio fue Nafarroa.

Este Ibiliz visita este castillo al final del recorrido, y “el de la Piedra”, en la muga con Zalla, al inicio. Entremedio, la cima de Garbea-Lagarbea, y la ermita de San Sebastián, sita en Kolitza y de 1111, todo ello en un recorrido hidrológico, atendiendo a las cuencas de las errekas que rodean el cerro de Balmaseda y alcanzan Cadagua.

Aparcado el coche en el parking aguas arriba de la estación del tren, pasamos a la margen izda. y por la carretera BI-630 tomamos dirección a Muskiz. Sobrepasado el P.K.30 salimos por la izda. en cuesta casi-paralela a esta vía, pese a las señales. Será en este tramo donde a la diestra y entre la vegetación vemos las murallas del Castillo de la Piedra. En la cota giramos a la dcha, avanzando junto al muro y volviendo a la carretera. Unos metros por ella y salimos por la izda., avanzando por la traza principal. Enseguida, ésta gira a izda., y en ascenso, avanza entre las últimas construcciones. Entre ellas, superamos la valla metálica, tras la cual un zigzag en el prado alcanza una antena.

Aquí, por la izda., el cordal es evidente y obviando otras trazas, alcanzamos un mugarri, un puesto de tendido eléctrico del que huimos electrizantemente y por la senda, llegamos a vías superiores, pistas o caminos anchos, donde la consigna será siempre continuar por la senda al frente. En alguna ocasión ésta parece esconderse, pero la búsqueda rápida siempre tiene éxito. Así llegamos al roquedo sobre el que se sitúa Garbea. Sobre el camino, una senda superior y paralela a la izda., alcanza la cima. El protagonismo, a no ser por sus vistas, se lo llevan las antenas. Un buzón y diversos vértices geodésicos les acompañan. 1h 10´. Continuando la traza una segunda cima, sin apenas desniveles, aguarda al mendizale. Pelayos.

Superada ésta, una mirada atenta al WSW, permite intuir no solo la cima de Kolitza, coronada por la ermita, sino la traza de este Ibiliz. Afrontamos este tramo por todas las cotas, cabeceras de las citadas errekas, lo que supone hacer todos los sube y bajas, en descenso predominante, renunciando en ocasiones a pistas, avanzando sobre alfombras verdes, sendas y discretos senderos que descubren túmulos. Así alcanzamos el punto más bajo del tramo, donde el área recreativa de Igar espera al montañero, con sus marcas blanquirrojas (GR) y blanquiamarillas (PR).

La señalítica advierte y señala la dirección a Kolitza, (a 3,3km). La traza se estrecha y puntuales y recientes plantaciones acompañan el paso, anchura que se recupera, superada alguna valla. Con el paso del tiempo y la andada, Kolitza asoma al frente y ofrece estampas. La traza es clara. Así llegamos a un nuevo collado, donde confluyen diversas pistas. Será aquí, donde debemos tomar entre las repoblaciones, al frente y en ascenso. De este modo, volveremos a situarnos al pie de la ascensión más directa.

Ante la bifurcación, tomando a la diestra y por sendero escalonado, alcanzamos una iturri y degustamos el líquido elemento con pulsador en el diestro trasero. Afrontamos refrescados la ascensión más decidida, con sendero sinuoso de su vertiente E, no debiendo salirnos por la dcha. enseguida, ya que dicha opción llegará más tarde y nos situará en un nuevo trazado sinuoso por la vertiente N de la montaña. Así llegamos a la cima de Kolitza y a la ermita de San Sebastián. Un panel reza todas las cimas (2h 30´).

Un descenso con curvas

Iniciamos el descenso por el SE sobre la alfombra verde. Si apuramos al cordal, daremos cuenta de que sobre tierra andamos sobre el vacío (por los estratos rocosos). Es un descenso decidido y evidente, que solo confluye con la pista ascendente en su parte inferior. Como en el ascenso, obviamos las pistas principales y recorremos el cordal, lo que supone principalmente en descenso, dejar un panel sobre flora y fauna amenazada, puntuar en cada una de las cotas secundarias que como espinas, surgen por todo el cordal, mientras avanzamos por caminos anchos, sendas, con apariciones puntuales de vértices geodésicos, hitos puntuales. Algunos se alcanzan tras subidas previas, como las que ascienden a Guezi, Peñalosa y finalmente, la peña de Sabugal, donde un buzón aguarda al montañero. Atrás queda Kolitza. Para llegar a Sabugal, es preciso haber avanzado en todos los cruces al frente con la lógica del cordal (3h 50´).

Junto al vallado, con giros a izda. y dcha, llegamos a zona más despejada donde debemos abandonar toda lógica hidrológica. Abandonamos el cordal por razones forestales, ya que pese a que el camino ancho continúa, la vegetación inferior, compuesta de matorral, nos cierra el paso. Por ello, giramos bruscamente a la izda. e iniciamos el descenso, enseguida más decidido. Amplias curvas esperan. Primero a dcha y luego a izda. Dcha al frente, y a dcha, a izda. dos veces más y a dcha. (para no perderse la clave es dejar un tendido eléctrico a pocas decenas de metros a dcha). Bajo la línea, tres giros a izda. nos alejan de tanto electrón y nos llevan al valle, junto a un estrecho cauce y por estrecha senda. Así llegamos al camino y por su dcha al puente. Superado Kolitza erreka, un centro para personas mayores y un camping son el aviso de que debemos girar bruscamente y enseguida a la izda., en dirección a Kolitza. Al poco “Gazteluko muina” nos redirecciona. Atentos en los cruces, llegamos sin dificultad a la cima del cerro. Su castillo, está en el descenso trasero mira a Balmaseda.

Girando a dcha, intuimos y encontramos accesos a Balmaseda, junto a la Ertzaintza y por la zona perimetral de lo que fueron las murallas del castillo-villa. Buscando su bello puente medieval, avanzamos y por la otra margen del río, llegamos al coche (5h).