El abecedario político español empieza en la «C» de cárcel y acaba en la «C» de Constitución. En medio está la «C» de Corona. Ahora resulta que la Fiscalía del Tribunal Supremo presenta una querella contra el presidente de la Generalitat catalana por mantener los lazos amarillos durante las pasadas elecciones e incitar así, cromáticamente, el voto nacionalista. Y solicitan para el señor Torra dieciocho meses de inhabilitación. ¡Carajo! Lo grave es que en mi jardincillo crecen espontáneamente unas flores del mismo color. ¡Coño! He dicho a mi mujer que ordene segar el césped, aun teniendo en cuenta que entre la hierba crecen también unas alegres flores rojas. Mi mujer solamente ha dicho «¡Caramba!».

Yo me pregunto si podría salvar la situación que el rojo y el amarillo de las flores exhalan una cierta voluptuosidad patriótica. Por si acaso he solicitado a un abogado que vive en el pueblo su opinión sobre esta delicado asunto. El abogado procedió a una rápida valoración del problema y me dijo que el caso era que el césped verde convertía el pradito, con el rojo y el amarillo, en una bandera musulmana, y este hecho obligaba a saber si se trataba de musulmanes pacíficos o bomberos. Me dijo que le parecía indicado que el cabo de la Guardia Civil del pueblo diera su parecer. Tras ello me hizo un recibo de cien euros. Más IVA.