El Estado español registra la tasa de temporalidad más alta de los 28 Estados miembros de la UE con un 26,8%. Según la Encuesta de Población Activa (EPA), ese índice en la CAV es un punto inferior pero sigue siendo «preocupante» si lo comparamos con el 14,2% de la media europea en un contexto de repunte de la actividad económica.

Tomás Arrieta, presidente del Consejo de Relaciones Laborales (CRL), calificó ayer de «difícil y complejo» el fenómeno, advirtiendo de que afecta negativamente a la calidad del empleo. En 2018, aunque la contratación indefinida experimentó un aumento notable hasta el 20,9%, los contratos temporales subieron el 3,1%.

Esa tendencia, añadió, varió en el primer semestre de este año, cuando los contratos indefinidos cayeron un 7,3% y los temporales subieron un 0,5%.

Arrieta puntualizó que, si se excluyen los contratos indefinidos de apoyo a emprendedores, en los seis primeros meses de 2019 los indefinidos tuvieron un crecimiento del 7,9%.

Con esos datos, el responsable del CRL se preguntó: «¿Por qué si los contratos indefinidos crecen, las tasas de temporalidad no descienden?». Después de insistir en la «complejidad» del escenario socioeconómico, Arrieta respondió que se puede explicar por que las nuevas incorporaciones al mercado laboral se hacen a través de contratos temporales mientras que quienes se jubilan suelen disponer de contratos indefinidos, «lo que altera el balance».

A pesar de que desde otras instancias se apunta a un descenso de la temporalidad, Arrieta insistió en que «uno de cada cuatro trabajadores tiene un contrato temporal, y eso no ha cambiado de forma sustancial y afecta a la calidad del empleo». Calificó de «lenta» la transición del contrato indefinido al temporal, con una espera media de 35,2 meses, incidiendo en que ni la mitad de las personas afectadas lo consiguen.

Negociación colectiva

La negociación colectiva tuvo una evolución «moderada» en 2018, ejercicio en el que el 24,8% de las trabajadoras y los trabajadores renovó su convenio, un 8,6% más que el anterior, según el informe anual. En diciembre de 2018, pasaron del 39,2% de 2017 al 47,3%; además, el 37,8% disponía de convenio con vigencia prorrogada; y el 14,9% uno decaído, lo que desde el CRL consideran «positivo» si se compara con 2017.

De enero a diciembre de 2018, los trabajadores con convenio sectorial vigente y prorrogado pasaron del 57,4% al 60,4%; los cubiertos por convenios de empresa, del 23,2% al 24,7%; y las personas cuyo convenio decayó se redujeron del 19,4% al 14,9%.

Los datos provisionales señalan que en mayo de 2019 la situación era «mejor» que en ejercicios precedentes. El 40,3% de la población trabajadora tenía un convenio de vigencia ordinaria, cuando el mismo periodo del año anterior era un 34,4%; el 41,7% un convenio prorrogado y pendiente de renovar; y el 18% el convenio decaído.

El incremento salarial medio en los convenios acordados en el ejercicio pasado fue del 1,86%, con una subida del IPC medio de 2018 en la CAV del 1,6%, cuando en 2017 el aumento fue del 1,48% con una inflación del 2%. Los incrementos salariales acordados en los convenios vigentes en el Estado español fueron de 1,75% en 2018 y del 1,43% en 2017, respectivamente.

Rompiendo la línea de años anteriores, en 2018 se produjo un aumento del coste salarial medio de 2,4% a la vez que creció la población asalariada. En el primer trimestre de 2019 continuó la tendencia y el coste salarial medio se incrementó en un 1,5% respecto al mismo periodo del ejercicio precedente.

Estas subidas simultáneas de costes salariales medios y de la población asalariada, según manifestó el presidente del Consejo de Relaciones Laborales, denotan que la mejora de la economía comienza a reflejarse en los salarios.