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PARÍS

Las suntuosas cenas que montó le cuestan el cargo al ministro galo de Ecología

El ministro francés de Transición Ecológica, François de Rugy, dimitió ayer tras la polémica desatada en torno a las suntuosas cenas que ofreció como presidente de la Asamblea Nacional con dinero del contribuyente y a la costosa renovación de su apartamento ministerial. De Rugy (Nantes, 1973) indicó en Facebook que ha presentado su renuncia al primer ministro, Édouard Philippe, que la aceptó.

Su dimisión llega 24 horas después de que el presidente, Emmanuel Macron, de viaje en Belgrado, dijera haber pedido al primer ministro que «aportara toda la luz» sobre las acusaciones contra De Rugy. «No tomo decisiones en base a revelaciones sino a hechos», apuntó.

El escándalo fue desatado por el medio digital Mediapart, que la semana pasada reveló la existencia de esas fastuosas cenas y otros supuestos excesos a cargo del contribuyente. De Rugy dijo que ha presentado una denuncia penal contra ese medio por «difamación». «La movilización necesaria para defenderme hace que no esté en condiciones de asumir con tranquilidad y eficacia la misión que me encargaron el presidente de la República y el primer ministro», añadió François de Rugy.

Vino de 500 euros

En las imágenes publicadas por Mediapart, De Rugy y su mujer, Séverine de Rugy, aparecen en mesas lujosamente decoradas, con grandes langostas y botellas de vino valoradas en 500 euros, caldos excepcionales salidos de la bodega de la Asamblea para entre diez y treinta invitados, en su mayoría amigos y del círculo de relaciones de su esposa, periodista de la revista de celebridades “Gala”. Unas veladas criticadas por los signos de ostentación, pero que él asegura que se ajustaban a sus funciones de representación pública.

La polémica se amplió al difundirse el elevado costo de la renovación del apartamento privado del ministerio, en el que gastó unos 63.000 euros, también de dinero público, De Rugy cambió la pintura, las moquetas, el parqué y los baños, e instaló un gran vestidor que costó casi 17.000 euros.

También se le reprochó haber alquilado en Nantes una casa que, por sus condiciones, sólo podía ser ocupada por personas con un nivel de renta limitado. Además, al segundo titular de Ecología que pierde Macron se le afeó haber celebrado una cena con lobistas del mundo de la energía, que él habría pedido que no figurara en la agenda oficial. Le salió mal.