Jaime IGLESIAS
MADRID

Garaño, Arregi y Goenaga vuelven a competir por la Concha de Oro

La producción vasca tendrá una presencia reseñable en la próxima edición de Zinemaldia. «La trinchera infinita», dirigida por Jon Garaño, Aitor Arregi y José Mari Goenaga, estará en la Sección Oficial mientras que la ópera prima de Maider Fernández Iriarte, «Las letras de Jordi», podrá verse en New Directors. Zabaltegi acogerá el mediometraje «Urpean Lurra», de Maddi Barber y los cortos «Leyenda dorada» y «Lursaguak».

La Academia de Cine de Madrid fue el escenario elegido, un año más, por los responsables del Festival de Donostia para dar a conocer las producciones estatales que podrán verse este año en el certamen, una serie de propuestas que, según José Luis Rebordinos, «son bastante reveladoras del nivel de calidad que atesora actualmente el cine español, en general, y el cine vasco en particular».

En declaraciones exclusivas a GARA, el director de Zinemaldia quiso destacar que «este año, el cine vasco está presente en las secciones más importantes del Festival. ‘La trinchera infinita’ estará concursando en la Sección Oficial, en Nuevos Directores tenemos a Maider Fernández Iriarte con ‘Las letras de Jordi’ y en Zabaltegi habrá dos cortos del proyecto Kimuak del Gobierno Vasco, ‘Leyenda dorada’ y ‘Lursaguak’ y también un mediometraje de Maddi Barber sobre el conflicto de Itoiz».

“La trinchera infinita” es el último largometraje de Jon Garaño, José Mari Goenaga y Aitor Arregi y, según Rebordinos, «se trata de la mejor película que han hecho hasta la fecha”» Cuando trasladamos a los directores las palabras del máximo responsable del Zinemaldia no pueden evitar reír: «¡Qué va a decir él», comenta Goenaga, mientras que, a su lado, Garaño, prefiere ser cauto: «De momento la película la han visto muy pocas personas y el feedback está siendo muy positivo pero hasta que no se la mostremos al público uno nunca sabe qué recorrido puede llegar a tener». El filme, ambientado en Andalucía durante la Guerra del 36 y protagonizado por Antonio de la Torre y Belén Cuesta es el primer largometraje rodado en castellano por los responsables de “Loreak” y “Handia”, algo que, según Goenaga «es un paso más en nuestras carreras, no nos gustaría que se percibiera como un salto de calidad ni nada por el estilo porque para nosotros no representa eso. Simplemente, en este caso, por la historia que contamos y por el hecho de estar ambientada donde está ambientada, procedía que la rodásemos en castellano». Aitor Arregi confiesa que «aunque buena parte del equipo es el de nuestras dos anteriores películas, hemos tenido que trabajar con mucha gente nueva y yo particularmente he aprendido mucho de esta experiencia». Para José Luis Rebordinos «es normal que la industria vasca se apoye en la estatal porque somos un país muy pequeño y nuestro crecimiento es limitado. Que haya una industria del cine vasco que funcione ya es una excelente noticia, ahora lo importante es que se mantenga y se desarrolle con normalidad y para eso la clave está en que todos trabajemos juntos. Lo que se viene haciendo desde las instituciones es importante, como también lo es el apoyo de EiTB, la irrupción de una nueva generación de productores o el escaparate que procura el propio festival».

“La trinchera infinita” rivalizará por la Concha de Oro con Alejandro Amenábar cuyo último largometraje, “Mientras dure la guerra”, evoca los últimos días del filósofo y escritor Miguel de Unamuno en la Universidad de Salamanca, un personaje al que pone rostro el actor gasteiztarra Karra Elejalde. La sorpresa, entre las producciones estatales a competición, viene dada por “La hija de un ladrón”, ópera prima de la joven realizadora catalana Belén Funes protagonizada por Eduard Fernández y su hija Greta Fernández.

Miradas femeninas

Fuera de la Sección Oficial también hay vida y producciones vascas interesantes. La donostiarra Maider Fernández Iriarte presentará en New Directors “Las letras de Jordi”, un proyecto desarrollado en el programa de residencias Ikusmina Berriak. Para la realizadora, «que una película tan pequeña como esta, hecha desde la intimidad más absoluta, pueda verse en un festival como el de Donostia, es emocionante». A la hora de valorar el buen momento que atraviesa el cine vasco, Fernández Iriarte se muestra escéptica «en el sentido de que mi película está hecha en los márgenes de la industria, más que estar vinculado a un territorio, es un trabajo que representa el modo de hacer cine de una generación, que es la mía».

Sus sensaciones son compartidas por la también directora Maddi Barber, que este año presentará en Zabaltegi “Urpean Lurra”, un mediometraje sobre las secuelas de la construcción del pantano de Itoiz: «Somos una generación de creadores y, sobre todo, creadoras, que llevamos mucho tiempo haciendo vídeos de creación y trabajos de todo tipo juntas y a las que poco a poco se nos está haciendo un lugar. Compartir presencia este año en el festival con compañeras como Maider o como Izibene Oñedarra, a las que conozco desde hace tanto tiempo, me hace especial ilusión».