Jerome TAYLOR-Elaine YU (AFP)
HONG KONG

Las agresiones a manifestantes agravan la crisis en Hong Kong

El malestar crecía ayer en Hong Kong, un día después de los violentos ataques contra manifestantes prodemocracia que dejaron decenas de heridos y agravaron la crisis que sacude a la antigua colonia británica. La ola de protestas estalló en junio y el domingo, por séptimo fin de semana consecutivo, hubo de nuevo manifestaciones masivas.

Cuando los manifestantes regresaban a sus casas, un grupo de personas, enmascaradas y armadas con bastones, barras metálicas y bates, la mayoría con camisetas blancas, les atacaron en una estación de tren de Yuen Long, en el norte de Hong Kong. Golpearon a varios, incluyendo a algunos periodistas que ofrecían información sobre las protestas en vivo.

Según informaron fuentes médicas, 45 personas resultaron heridas, entre ellas una en estado crítico y cinco graves.

La Policía de la excolonia británica devuelta a China en 1997 fue muy criticada por haber tardado más de una hora en llegar al lugar pese a las peticiones de ayuda y por no haber detenido a nadie a pesar de que los agresores permanecieron en los alrededores de la estación hasta la madrugada.

Huida de agresores

Imágenes difundidas en Facebook mostraron a hombres vestidos con camisetas blancas huyendo del lugar en vehículos que tenían matrículas chinas.

Lam Cheuk-ting, un diputado demócrata, herido en la cara y en los brazos, criticó la reacción de la Policía y responsabilizó a las llamadas tríadas, las bandas criminales de origen chino que operan en China y Hong Kong. «Estas maniobras bárbaras y violentas rebasan por completo la línea roja de la sociedad civilizada de Hong Kong», manifestó.

El ataque del domingo alimentó el temor de que las tríadas estén comenzando a inmiscuirse en la crisis política.

«Tenemos tríadas que golpean a la gente de Hong Kong ¿Y ustedes fingen que no pasa nada?», dijo otro diputado, Alvin Yeung, refiriéndose al Gobierno.

El jefe de la Policía, Stephen Lo, defendió a sus efectivos y dijo que en ese momento atendían las protestas que ocurrían en el territorio. «Tenemos problemas de personal», dijo, calificando de «difamación» la idea de una colaboración entre policías y tríadas. Agregó que los atacantes serán perseguidos.

Yuen Long está cerca de la frontera con China, donde las bandas criminales y los comités pro-Pekín son muy influyentes.

Hong Kong es escenario de inmensas manifestaciones contra el Gobierno local prochino, que en algunas ocasiones han derivado en incidentes violentos entre la Policía y manifestantes.

El movimiento empezó con el rechazo de un proyecto de ley, ahora suspendido, que autorizaba las extradiciones a la China continental.

Luego las protestas se ampliaron para pedir que se mantengan las libertades democráticas, en particular la de expresión y la independencia de la Justicia, de las que goza Hong Kong y debería conservar hasta 2047, según el acuerdo de retrocesión. Pero muchos juzgan que están erosionándose.

Enlace de Pekín

Mientras las bandas antimanifestantes atacaban en Yuen Long, la Policía se enfrentaba a manifestantes «radicales» en el corazón de Hong Kong. Agentes antidisturbios lanzaron balas de goma y gases lacrimógenos contra los manifestantes que habían visitado y atacado una oficina de enlace del Ejecutivo chino en Hong Kong.

Varios manifestantes –muchos de ellos con el rostro cubierto con máscaras– arrojaron huevos y pintaron grafitis en la oficina. Wang Zhimin, jefe de la oficina de enlace, denunció un insulto «a todo el pueblo chino». A principios de julio, los opositores irrumpieron en el mismísimo Parlamento hongkongonés.

A pesar de la gravedad de la crisis, ni el Gobierno de Hong Kong ni el de Pekín parecen dispuestos a cambiar su rumbo.

La jefa del Ejecutivo de Hong Kong, Carrie Lam, condenó tanto el ataque a la oficina de enlace como las bandas de asaltantes del tren, al declarar que toda la ciudad estaba escandalizada. «No aprobamos en absoluto este tipo de violencia», subrayó.