Carlos GIL
Analista cultural

Estructuras, infraestructuras y otras reclamaciones

Ni media palabra sobre Cultura en lo de la investidura. En ninguna investidura se pone alguna propuesta sobre Cultura como elemento de cohesión, de adhesión o de innovación. Siempre se usa como una coletilla o como un comodín para alguna rima. Y en estas ausencias, cuando algunos nos abrasamos con esta renuencia, se escucha al diablo mencionar la necesidad de crear estructuras y al demonio decir que ya existen infraestructuras y al santo Job subirse a un monte para consultar al anacoreta que le mira y le responde: políticas, contenidos, presupuesto y uso de manera eficiente de lo existente.

Tiene razón el anacoreta, ¿para qué se quiere tener un teatro o sala asimilada en cada población, a pocos kilómetros una de otra, si no existen políticas de residencias, ni variedad en la programación? Un ayuntamiento, una sala, un gestor multiusos, una red, unas ayudas y unos públicos que se ven conducidos a un menú único, en ocasiones más parecido a un rancho. Y así desde hace décadas. Y así hasta que la jubilación nos lleve a los viajes concertados.

Lo que se tiene se debe aprovechar de las mejores maneras. Hay que crear estructuras nuevas dedicadas a la formación, producción, exhibición, difusión y que se concentren en hacer cultura en el territorio, para crear el microambiente que posibilite una proyección, un desarrollo que lleve a excelencia profesional. Y que se haga todo ello acompañados por los públicos de una manera clara y organizada. La alternativa es seguir como hasta ahora esperando el colapso total.