EDITORIALA
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Obra monumental, seguridad laboral precaria

La seguridad y la salud en el trabajo no quita el sueño ni siquiera a los responsables de prevenir situaciones peligrosas o insalubres. Solamente cuando algún incidente laboral ocasiona heridas a algún trabajador –o incluso la muerte– es cuando el tema recibe algo de atención. En esos casos, se suelen utilizar los accidentes con el propósito de representar los asuntos de seguridad en el trabajo como algo imponderable, sujeto al azar o la casualidad y que poco o nada tienen que ver con las condiciones materiales en que se realizan determinadas tareas, ni con las medidas que se han tomado para proteger la salud de los trabajadores. De este modo se evita que las enfermedades profesionales y los accidentes sean considerados resultado directo de una actuación negligente a la hora de acotar los peligros que acarrea la realización de determinadas tareas.

En este sentido resulta muy ilustrativo el hecho de que anteayer las autoridades galas decidieran suspender las obras de reconstrucción de la catedral de Notre Dame. Horas antes informaron que habían decretado también el cierre de dos escuelas que se encuentran en las cercanías de la iglesia quemada. En ambos casos la decisión se ha tomado por la elevada concentración de plomo que las autoridades han detectado en la zona. Al parecer un reportaje elaborado por el medio de comunicación “Mediapart” ha sido el que ha alertado de este peligro. El plomo provendría de las placas de este metal que estaban en la techumbre de la catedral y que se fundieron durante el incendio.

Cuesta mucho entender que durante tres meses ningún responsable se preguntara qué había ocurrido con aquellas placas y tomara medidas, especialmente cuando la obra de reconstrucción se ha presentado como una prioridad nacional a la que dedicar las mejores energías del Estado. Es una muestra más de la escasa atención que merecen las cuestiones de salud laboral de los trabajadores en una Europa que presume de un alto grado de civilización.