Ane URKIRI ANSOLA
DONOSTIA

Las mujeres toman el poder del cañón y Donostia vibra con ellas

Las jugadoras de hockey y de fútbol de la Real Sociedad entonaron el «Artillera, dale fuego» para que Onintza Mokoroa, relevando a su padre ya jubilado, encendiese la mecha del cañón con el que vibraron los presentes en Alderdi Eder. Hubo mucha expectación y poca salsa. Ya ha empezado la Aste Nagusia.

«Es un honor», admitían las jugadoras de hockey y de fútbol de la Real minutos antes de entonar el «Artillera, dale fuego» y encender la mecha de la Aste Nagusia. Fueron las encargadas de tomar el escenario junto al coro Batallón de Honores de la Cofradía Vasca de Gastronomía, el coro Eskola-Gurutziaga, la banda de música de Illumbe y la agrupación de txiribiteros.

El honor les fue dado, principalmente, por ser las vigentes campeonas de la Copa en fútbol y por proclamarse subcampeonas de Europa en hockey-hierba. Aun así, la futbolista donostiarra Maddi Torre incidió en que la razón principal fue «el buen momento que goza el deporte femenino».

Se puede decir que está de moda, está en auge, y el Ayuntamiento de Donostia no quiso desaprovechar la oportunidad de reconocer sus éxitos –al igual que lo han hecho distintos municipios de Gipuzkoa o incluso de Euskal Herria–. Dicen que es un paso para la igualdad, y lo puede ser, así como puede ser un buen avance sustituir el artillero por una artillera de manera indefinida, y además amoldar la letra.

En este sentido, Ane Segurola, jugadora de hockey, afirmó que «nunca es tarde» para recibir los reconocimientos. Cabe destacar que la sección de hockey de la Real Sociedad cuenta con un gran palmarés. De hecho, la última liga la ganó en la temporada 2017-2018, pero el Consistorio donostiarra se ha acordado ahora, cuando ha llegado a la final de la competición europea.

Público expectante

Los nervios no se apoderaron de ellas, o eso pareció cuando, además de cantar, se animaron a bailar junto a los representantes municipales. Y menos mal que ellas estaban animadas, porque el público donostiarra –hubo bastante afluencia– cantó de manera muy tímida el «Artillera, dale fuego». Así nos asignan la fama de sosos y sosas.

Onintza Mokoroa, que ayer tomó de manera indefinida el relevo de su padre, encendió la mecha para, por lo menos, poner algo de chispa en el ambiente de Alderdi Eder. Hubo a quien le pilló de sorpresa y es que el saltito de susto es muy, pero que muy, revelador.

Puede ser que el público estuviese embobado por tener delante a deportistas de élite, ejemplos para muchas niñas y muchos niños, pero lo cierto es que ni se inmutaron cuando un cabezudo, de manera sorprendente, trató de amagar con coger el micrófono. Nadie se inmutó, excepto una trabajadora municipal que no dudó en llevarle por la ‘buena senda’. Para traviesos y traviesas ya está La Flamenka.

Las jugadoras disfrutaron del premio, tal y como catalogó la futbolista Nerea Eizagirre la responsabilidad de dar inicio a las fiestas. «Un premio por haber ganado la Copa».