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WASHINGTON

El retraso de aranceles a China, un tímido «mea culpa» de Trump

En plena campaña para la reelección en las presidenciales del próximo año, Donald Trump ha hecho otro inesperado movimiento al aplazar los nuevos aranceles sobre ciertos productos chinos que podrían encarecer artículos habitualmente muy consumidos en fechas navideñas. No obstante, también ha hecho temblar de nuevo a los mercados.

El aplazamiento en la aplicación de la subida arancelaria a ciertos productos chinos ha supuesto la primera vez que el presidente estadounidense, Donald Trump, ha reconocido públicamente que estos gravámenes podrían «impactar» a la ciudadanía de su país, lo que hasta ahora negaba rotundamente.

«Es el primer reconocimiento por parte de la Administración Trump de que los aranceles del presidente están perjudicando a los consumidores», comentó a la agencia Efe Doug Barry, portavoz del Consejo de Negocios EEUU-China, que agrupa a las compañías estadounidenses con intereses en el mercado del gigante asiático.

Para esta asociación empresarial, esta demora «parece estar motivada por el deseo de evitar afectar a los consumidores durante la temporada de compras navideñas», una teoría que el propio Trump ha defendido en declaraciones a los periodistas.

«Estamos haciendo esto para la temporada navideña, en caso de que algunos de los aranceles tengan un impacto en los clientes estadounidenses, que, hasta ahora, prácticamente no ha tenido ninguno», dijo Trump el martes después del anuncio realizado por la Oficina del Representante de Comercio Exterior de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés).

«#TrumpRecession»

El Gobierno estadounidense decidió retrasar hasta el 15 de diciembre parte de la subida de aranceles del 10% a productos chinos por valor de 300.000 millones de dólares que, según está previsto, entrarán en vigor el próximo 1 de setiembre.

Entre otros productos, la exención afecta a teléfonos móviles, ordenadores portátiles, consolas de videojuegos, ciertos juguetes y algunos artículos de calzado y ropa.

No obstante, Barry, experto en el comercio bilateral entre ambas potencias, subrayó que es «más preocupante» la incertidumbre que la guerra comercial está provocando en la confianza empresarial que el costo adicional que pueda suponer para los ciudadanos estadounidenses en las compras navideñas. «Las pruebas de inversiones e, incluso, de contrataciones retrasadas sugieren que el conflicto puede tener consecuencias económicas más amplias, incluyendo un riesgo de recesión», advirtió.

La palabra “recesión” apareció en varios titulares tanto de medios de comunicación generalistas como de los especializados en economía. Este fue publicado el miércoles por “The Wall Street Journal”: «A medida que el orden global se desmorona, crecen los riesgos de recesión».

Esta alarma fue activada por la Bolsa de Nueva York al abrir su sesión del mismo miércoles en rojo, arrastrada por la caída de la rentabilidad de los bonos del Tesoro a 10 años por debajo de la de los títulos a 2 años.

La inversión de la curva del rendimiento de la deuda pública a corto y largo plazo genera inquietud entre los inversores, ya que este fenómeno ha precedido a varias recesiones y muchos lo consideran una señal de que la economía va en picado.

Pocas horas después, la etiqueta #TrumpRecession se convirtió en una de las tendencias de Twitter en Estados Unidos.

Sin embargo, el movimiento de Trump al aplazar los gravámenes también ha sido señalado como un acto de buena fe para aflojar la tensión con China antes del inicio de otra ronda de negociaciones bilaterales el próximo mes en Washington.

Protesta en Google por un contrato con EEUU

Más de 700 trabajadores de Google se han unido y enfrentado a la dirección de la empresa a través de una carta abierta que demanda que no negocien un contrato con la Oficina de Aduanas y protección Fronteriza de Estados Unidos (US Customs and Border Protection, CBP) debido a los «abusos contra los derechos humanos» que denuncian que se están cometiendo en la frontera sur de Estados Unidos contra los inmigrantes.

En su petición, publicada en la plataforma Medium, los empleados reclaman que no se firme un contrato de computación en la nube con la CBP.

La CBP ha presentado recientemente a concurso un contrato de su sistema «cloud computing» para escoger la empresa que gestionará estas infraestructuras de la organización. A pesar de que no se haya anunciado si Google participará en el proceso de selección, los empleados ya se han mostrado totalmente en contra de hacer negocios con esta entidad y declaran que no trabajarán con ella. GARA