Iker BIZKARGUENAGA
TECNOLOGÍA, ESPIONAJE Y DERECHOS HUMANOS

EL PALANTIR DE TRUMP ES MÁS INQUIETANTE QUE EL DE SAURON

Es uno de los mayores contratistas del Gobierno de Estados Unidos para el espionaje sistemático, no sólo de la población estadounidense sino de todo el mundo. Su nombre, Palantir, hace referencia a la esfera con la que Sauron controlaba todo lo que ocurría en la Tierra Media en «El Señor de los Anillos», y le viene como anillo al dedo.

Palantir lo sabe todo sobre ti». La edición digital de Bloomberg ya nos había avisado en un extenso reportaje publicado hace un año, pero enredados como estábamos entre Facebook y Cambridge Analytica no le habíamos prestado mucha atención. Hasta que la pasada primavera y este mismo verano ha protagonizado varios titulares a raíz de las redadas anunciadas por el Gobierno de Donald Trump contra migrantes. Y ahora sí, esta firma tecnológica acostumbrada a operar por debajo del radar de la opinión pública ha visto cómo los focos se posan sobre ella.

Palantir, que pasa por ser la herramienta de espionaje más poderosa del mundo, fue creada por uno de los personajes más controvertidos de Silicon Valley: Peter Thiel. Licenciado en Standford, este empresario es, junto a otros socios como Elon Musk (Tesla, SpaceX), uno de los fundadores de PayPal, la conocida compañía de pagos online que fue vendida a eBay en 2002 por 1.500 millones de dólares.

Thiel invirtió parte de la suma que le tocó por la venta en empresas como SpaceX, Spotify o Airbnb, e incluso le dio medio millón a Mark Zuckerberg para que montara lo que parecía el sueño de un universitario pero que acabó convirtiéndose en la principal red social del planeta: Facebook. A cambió recibió un 7% de las acciones y un puesto en su Junta Directiva, que aún conserva. Pero aquello era apenas una distracción para él, ya que estaba enfrascado en otro proyecto más importante.

Así, en 2003 destinó 30 millones de dólares a crear Palantir Technologies Inc., entre cuyos inversores se hallaba también la CIA a través de una empresa pantalla. La razón de ser de la compañía era la captación y gestión de datos, y a eso se ha dedicado estos quince años.

De la «guerra contra el terror»…

El contexto en el que se creó Palantir es importante, porque a partir del 11 de setiembre de 2001 la Casa Blanca tuvo carta blanca para hacer y deshacer a su gusto en ese vasto espacio que conforman las comunicaciones y los datos personales de la población. Para entonces, las agencias de espionaje estadounidense (el resto también) ya sabían que a través de los ordenadores, dispositivos móviles y demás utensilios de uso común podían tener acceso a la intimidad de millones de personas, a lo que había que añadir la información obtenida gracias a cámaras de vigilancia en calles y carreteras, radares, circuitos cerrados de televisión de comercios y empresas, etc. Por si fuera poco, el programa PRISM, que entró en funcionamiento en 2007 y fue denunciado por Edward Snowden en 2013, permite a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) acceder a los centros de datos de las principales empresas tecnológicas: Facebook, Google, Apple, Microsoft, Dropbox… Aquello era jauja.

Pero no es suficiente con tener datos, hay que ordenarlos, tratarlos y lograr que sean útiles. Ahí es donde entra Palantir, cuyo software es capaz de procesar esa información y darle sentido. Mezcla todo tipo de fuentes de información, pública y privada, para fijar pautas de comportamiento, predecir acontecimientos y esbozar un perfil de cualquier persona. De cualquiera, porque si alguna vez la idea fue asistir al Gobierno de EEUU en su guerra extramuros «contra el terror», sus programas no tardaron en ser usados también en casa y fuera de ese ámbito.

Algo de eso saben en JP Morgan Chase, que es el primer banco de Estados Unidos por delante de Bank of America y Citigroup, y que contrató a Palantir para controlar a sus empleados. Lo que no imaginaban era que al final todo el mundo iba a ser espiado, también los más altos directivos. Por supuesto, cuando se descubrió el pastel el contrato quedó rescindido, pero lo ocurrido habría pasado desapercibido si no lo hubiera difundido Bloomberg en el citado reportaje.

Aunque ha trabajado para otras grandes compañías privadas, el sector público es el auténtico sostén de una firma que entre 2009 y 2016 facturó más de 1.200 millones de dólares a través de contratos con el Ejército, agencias federales como el FBI, la CIA y la NSA, y departamentos como Justicia y Hacienda, convirtiéndose en uno de los principales contratistas del Gobierno. Pero si a Palantir ya le iba bien en su relación con la administración estadounidense, empezó a irle mejor tras la llegada de Donald Trump.

Y es que, y a diferencia de lo que se estila en Silicon Valley, Thiel es un firme valedor del magnate neoyorquino, cuya campaña electoral ayudó a sufragar de forma generosa. A cambio, ha logrado colar en su Gabinete a empleados cualificados y ha atado contratos multimillonarios, como el firmado en 2018 para sustituir un programa del Ejército a cambio de casi novecientos millones.

A la caza de migrantes

Palantir mantiene una relación win-win con la Casa Blanca, y ahí hay que situar el uso que el Departamento de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ha hecho de su software para identificar a migrantes sin papeles, lo que ha causado fuertes críticas, sobre todo por su aplicación con menores de edad.

El pasado 12 de julio Motherboard difundió el manual de instrucciones que la firma ha distribuido entre la Policía para que pueda utilizar su programa, llamado Gotham, y obtener así datos privados de cualquier persona, sin importar si es «sospechosa» de algo o no. En los documentos se ve cómo gracias a ese sistema los agentes pueden averiguar detalles minuciosos sobre sus objetivos y, al ser capaz de relacionar a estos con otras personas detallando la naturaleza de las relaciones («compañero», «socio», «colega» o «amante»), espiarlas pese a no haber ningún requerimiento en su contra.

Según han denunciado grupos de defensa de los derechos humanos, este programa ha sido utilizado con menores que han cruzado la frontera solos y que han sido puestos bajo custodia del ICE. En esos centros habrían hecho perfiles suyos, deteniendo después a cualquier persona indocumentada que han ido encontrando gracias a esa información: padres, madres, abuelos, primas.... En torno a medio millar de personas habrían sido arrestadas en tres meses gracias a ese sistema.

Violación de la Cuarta Enmienda

Esos colectivos denuncian que haciendo uso del software de Palantir se ha vulnerado el derecho a la privacidad de mucha gente, un derecho recogido en la Cuarta Enmienda de la Constitución, que trata sobre la protección frente a «pesquisas y aprehensiones arbitrarias». En ella se dice que «las órdenes judiciales sobre registro y arrestos deben estar justificadas por una causa razonable y debe estar limitada en cuanto a su alcance a información específica suministrada por una persona que jura sobre la veracidad de esta información y por ello puede ser responsable frente a un tribunal». Eso no ocurre cuando se detiene a alguien por ir indocumentado y sólo porque así lo sugiere un programa informático.

Palantir ha afirmado que su software no está siendo utilizado para llevar a cabo deportaciones, y un portavoz de esa empresa manifestó a “The New York Times” que sí tienen relación con la división del ICE dedicado a investigar actos criminales, la Homeland Security Investigations (HSI), pero no con la que controla la inmigración (ERO). Sin embargo, la asociación Mijente, que se dedica a asistir a personas migrantes, difundió en mayo documentación que refuta esa afirmación y constata que la ERO sí utiliza ese programa.

Ante la evidencia, las protestas se han multiplicado; empleados de Amazon han pedido a sus directivos que cesen su vínculo con la firma tecnológica, y cientos de profesores de Berkeley instaron en mayo a que Palantir fuera borrada de la lista de patrocinadores, una petición que fue aceptada por las autoridades universitarias. Parecidas iniciativas se han desarrollado en otros campus, como Standford, donde estudiantes increparon a empleados de Palantir y les conminaron a «dejar de separar a las familias». De hecho, en la propia plantilla de la empresa ha habido peticiones para que rompa su contrato con el CIE y no secunde las políticas migratorias de Trump.

Está por ver si los llamamientos surten efecto, pero será difícil, dado lo provechosa que resulta esa relación para contratante y contratista. Al fin y al cabo, la información es poder, y eso lo sabe cualquier gobernante, resida en el número 1.600 de la Avenida de Pennsylvania o en el Monte del Destino.