Iñaki Lekuona
Periodista
AZKEN PUNTUA

En casa

Los que habitamos la muga y aquellos que necesitan atravesarla esta semana nos aventuramos a vivir un estado de sitio en el que, como se nos recomienda encarecidamente, lo mejor sería quedarse en casa. La psicosis se alimenta con miles de uniformados desplegados en este rincón del Pirineo, como las unidades del ejército francés que custodian dispositivos de vigilancia en el faro de Biarritz o en las montañas de Donamartiri o los equipos de los llamados antiterroristas como el Raid de la Policía Nacional o los grupos de intervención del GIGN, varios blindados ligeros, unos cuantos helicópteros, docenas de furgonetas antidisturbios, vehículos equipados de escáneres portátiles para escudriñar maletas y mochilas, estaciones de tren como las de Biarritz y Baiona cerradas, la del Topo de Hendaia también, el aeropuerto de Biarritz requisado para el evento, prohibiciones de navegación frente a la costa labortana, controles constantes en los pasos fronterizos con sus consiguientes retenciones kilométricas. Vamos a enfadarnos mucho, y con razón, por lo mucho que el G7 va a condicionarnos la vida durante estos días. En otras fronteras, esos mismos de Biarritz condicionan no solo la vida sino también la muerte, ya sea por acción u omisión, por hambre o por guerra, de millones de personas. A ellos también se les dice que se queden en casa, no vaya a ser que se ahoguen en el Mediterráneo.