La crisis humanitaria del Open Arms, que mantiene a más de 100 personas bloqueadas en el mar desde hace 19 días, agudizó la tensión entre los gobiernos español e italiano, y de ambos con la ONG catalana, que sigue viendo inviable la posibilidad de zarpar a Illes Balears, lo que supondría al menos otros cinco días de travesía, y ha propuesto trasladar desembarcar en Lampedusa y trasladar a los inmigrantes en avión.

El Gobierno español elevó el tono contra el ministro italiano de Interior, el ultraderechista Matteo Salvini, al que acusó de querer aprovecharse políticamente del destino de las 107 personas rescatadas que siguen bloqueadas a bordo del barco humanitario catalán, pero también contra la propia ONG, a la que reprochó no haber respondido sobre sus necesidades y las del pasaje para navegar hacia el Estado español «de forma segura»; también le acusó de haber podido «entrar en Malta» para desembarcar a los migrantes pero «no quiso» y «se fue para Italia». La ONG catalana censuró la «tergiversación de la realidad» por parte del Ejecutivo español en funciones.

Ante el cierre de los puertos italianos, Madrid propuso llevar a los migrantes al archipiélago balear, a unos 1.000 kilómetros de distancia de la isla italiana de Lampedusa, donde se encuentra bloqueado el barco, lo que la ONG Proactiva Open Arms considera «completamente incomprensible». El domingo había propuesto Algeciras, algo «absolutamente inviable» por la duración del trayecto.

«Con nuestro barco a 800 metros de las costas de Lampedusa, los estados europeos están pidiendo a una pequeña ONG como la nuestra que haga frente (...) a tres días de navegación en condiciones climáticas adversas», añadió la ONG.

«Es urgente terminar ya con la experiencia inhumana e inaceptable que están viviendo las personas que hemos rescatado en el mar», insistió, al tiempo que alertó de una «grave crisis sicológica a bordo».

En una entrevista al medio digital eldiario.es, el fundador de Proactiva Open Arms, Óscar Camps, propuso que el Estado español envíe un barco a Italia para trasladar a los rescatados o que flete un avión para trasladarlos desde Lampedusa.

Por su parte, el ministro italiano de Transportes, Danilo Toninelli, ofreció el domingo que los guardacostas italianos escolten al Open Arms hasta un puerto español. En cambio, la jefa de la misión a bordo del barco, Anabel Montes, hizo un llamamiento «a lo humano» e insistió en la necesidad de desembarcar en Lampedusa a los 107 náufragos que siguen a bordo. «No podemos estar cinco días más, tienen que bajar a tierra, son personas», resaltó.

Una vez en tierra, hay un acuerdo entre seis Estados europeos (el español, el francés, Alemania, Luxemburgo, Portugal y Rumanía) para repartírselos.

Ocean Viking

Mientras tanto, el Ocean Viking, fletado por Médicos sin Fronteras (MSF) y SOS Méditerranée, seguía esperando cerca de las aguas jurisdiccionales de Italia y Malta a que alguno de esos países autorizara a desembarcar a los 356 migrantes que rescató en varias operaciones frente a las costas libias.

El barco se ha dirigido a ambos países. Malta ha respondido que no es un asunto de su competencia puesto que los rescates se produjeron fuera de sus aguas, mientras que Italia ni siquiera ha contestado.

Sophie Rahal, representante de SOS Méditerranée, insistió en que «debe haber, a cualquier precio, un mecanismo de desembarco» acordado a nivel de la Unión Europea.