GARA
BAIONA

La resaca policial sube hasta Baiona y la marea reivindicativa alcanza el Ibaizabal

Si bien Biarritz es la localidad que acompaña con un guión al G7, la cumbre está afectando a todo Lapurdi. También a su capital, que ayer vivió una situación que algunos de los que la padecieron calificaron en las redes como «estado de sitio», con accesos cerrados y un sinfín de controles. También hubo duras cargas policiales por la tarde. Por contra, la oposición al cónclave capitalista saltó hasta orillas del Ibaizabal, que fue teñido de verde en una acción de protesta.

A pesar de que Hendaia, Irun y Biarritz fueron ayer los principales puntos de atención, la reunión del G7 está siendo un núcleo irradiador de noticias y acontecimientos que afectan a muchos otros puntos de la geografía vasca. Urruña, por ejemplo, amaneció aún sobresaltada tras la carga policial registrada el viernes en torno a la acampada de la contracumbre, que se saldó con la detención de diecisiete personas y varios heridos.

Las fotografías y videos de la actuación policial, lanzamiento de pelotas y gases lacrimógenos incluidos, han tenido un enorme impacto en las redes sociales, pero no ha sido para menos el que ha generado la imagen de Baiona completamente tomada.

El centro de la capital labortana mostró desde primera hora un aspecto fantasmagórico, pues estuvo tomada por una enorme cantidad de vehículos policiales, que pusieron numerosos controles y cerraron los puentes sobre el Aturri y el Errobi. En Baiona Ttipia los accesos quedaron clausurados a media tarde, según se argumentó porque estaba prevista una manifestación, aunque esto no arredró a las cientos de personas reunidas en torno a la plaza de Paul Bert, que buscaron lugares alternativos para manifestarse.

En ese intento, sin embargo, toparon con unos cuerpos policiales que tenían orden de no dejar a nadie que se manifestara, y que cargaron haciendo uso de cañones de agua y, una vez más, gases lacrimógenos.

Antes de que la tensión estallara, los comercios habían cerrado sus puertas por miedo a los enfrentamientos. Algunos incluso protegieron con maderas sus escaparates, y en algunas calles habitualmente bulliciosas fue difícil ver por la calle a alguien que no estuviera uniformado o fuera periodista. Estos, por cierto, no lo tuvieron fácil para poder desarrollar su trabajo debido a las trabas de la Policía, que registró a varios profesionales y les requisó material.

Tiñen el Ibaizabal de verde

Como se ha podido comprobar, más allá de perímetros de seguridad, la resaca del despliegue policial alcanza a todo Lapurdi.

Aunque en el lado contrario, la marea levantada en protesta por el G7 ha ido más allá y ha remontado las aguas del Ibaizabal. En Bilbo, colectivos contrarios al G7 tiñeron la ría de verde en una acción simbólica de protesta contra un organismo que consideran «tóxico». Representantes de esos grupos se concentraron a mediodía bajo el lema “Toxikoak kontuz. G7 ez hemen, ez inon!” ante el Ayuntamiento, desde donde consideraron «una vergüenza que las personas que dirigen este mundo se reúnan plácidamente para defender sus intereses, que hacen que miles de personas diariamente mueran de hambre, donde las guerras forman parte de su negocio, donde nos engañan diciéndonos que en el heteropatriarcado podemos encontrar la igualdad, donde el poder económico es lo único que les importa pasando por encima de todo».

Aunque también señalaron que con ese acto en Bilbo pretenden advertir de que «los tóxicos no sólo están en Biarritz, sino también aquí», apostillando que las instituciones locales «son cómplices esperando sus migajas» y citando proyectos que son un «sinsentido», como el TAV o la Supersur.