Iratxe FRESNEDA
Docente e investigadora audiovisual

Soñamos con androides

Hay lugares a los que regresamos una y otra vez. En cada visita encontramos algo nuevo, descubrimos nuevas capas, nuevas historias. La historia de “Blade Runner” comienza con Philip K. Dick (1928-1982), un escritor prolífico, proletario y, de algún modo, implacable consigo mismo. Autor de ciencia ficción, Dick fue ignorado por el mundo literario durante gran parte de su vida, solo tras su muerte las “caricaturas” sobre su personalidad comenzaron a aflorar. «Su relevancia literaria radica en su capacidad de anticipar algunos aspectos inquietantes del mundo actual y en la exploración de temas de gran calado: el control de los individuos por parte del poder, las dimensiones alternativas, los límites de lo humano», dicen desde Anagrama, la editorial que el año pasado publicaba “Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos”, de Emmanuel Carrère. Este verano he vuelto a revisar “Blade Runner” (1982) de Ridley Scott, también su secuela, “Blade Runner 2049”. Al verla y comprobar lo bien que han pasado los años por ella (su maravillosa dirección artística y su propuesta sonora como un elemento más y no como mero palimpsesto me deslumbran), me han llevado a reconocer nuestros días en ella. Ambientada en un 2019 distópico, la película nos lleva hasta oscuras y superpobladas ciudades, hacia la decadencia urbana, el abandono ecológico y la hegemonía de las grandes corporaciones. En la película, la tecnología es parte fundamental de una sociedad que parece haber avanzado mucho menos de lo que cree. Al igual que la nuestra, sueña con androides.