Raimundo Fitero
DE REOJO

Animalistas

Mal empiezo. No es el título adecuado, tendría que poner algo sobre demagogia, sobre oportunismo publicitario, sobre establecimientos de códigos éticos para no convertir un movimiento social que irá ganando categoría con el paso de los años en una engañifa comercial. Me refiero a que cada día crece la conciencia social de que hay que cuestionarse nuestra relación con los animales, a los que hay que dotar de una entidad individual, de ser vivo.

Existen reglamentaciones europeas para el transporte de ganado, para su ejecución en mataderos y, por supuesto, desde sanidad, controles de las instalaciones donde se crían esos animales que después se convierten en proteínas en nuestra alimentación. Hasta ahí, perfecto, seguramente son avances que tendrán sus efectos dentro de unos años. Incluso hay un partido declaradamente animalista que compite y que en cualquier elección puede alcanzar escaño.

Pero que una marca de productos alimentarios derivados de la leche, haga un anuncio donde se arroga el certificado de Bienestar Animal, es cuando la creatividad publicitaria invade los mismos conceptos a salvar. Es una campaña que se llama “Buenas noches”, en la que se ve a un señor tocando al piano piezas sutiles, mientras las vacas que tiene al otro lado de la ventana abierta se van acostando y durmiendo. Es una suerte de ballet que desemboca en vendernos la idea de que unas vacas bien dormidas, en camas limpias, protegidas en instalaciones que mantienen la temperatura estable y la humedad requerida dan mejor leche. E invoca certificado de Acenor, a sellos internacionales que seguramente existen, pero que nos llevan a la paradoja de que esa leche de vacas tratadas como princesas llegue a campos de refugiados donde los niños no tienen ni dónde dormir, ni qué comer, ni cómo limpiarse.