Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Sordo»

Una guerra de historieta gráfica

Al menos se puede decir que el autor de “Sordo” (2019) lo ha intentado, pues queda claro que la de Alfonso Cortés-Cavanillas es una propuesta valiente y distinta al grueso de la producción existente en el mercado interior. Otra cuestión bien diferente es saber medir el riesgo, y que las probaturas no se noten demasiado en el resultado final. La experimentación en la parte técnica y narrativa merece reconocimiento, pero a costa de un guion y de unos personajes que no terminan de encajar en un conjunto irregular, desequilibrado y de duración excesiva.

El aspecto positivo se encuentra en la fotografía de Adolfo Cañadas y en el sonido de Daniel Rodrigo, ya que la creación visual hace honor al mejor western paisajístico y la sonora colabora con el subjetivismo, si se permite conradiano, del protagonista. La sordera representada por Asier Etxeandia le aisla de la guerra y le despoja de su rango guerrillero, convirtiéndole en un animal acorralado al que todo un ejército trata de dar caza, aprovechándose de su incapacidad auditiva provocada por la onda expansiva de la voladura de un puente. En su mundo de silencio, violentado por terribles “acúfenos” en forma de zumbidos y pitidos, se encuentra concentrado el simbolismo de la película, al que en consecuencia le sobran las escenas oníricas.

Totalmente de acuerdo en que los escenarios del maquis pueden ser escenarios de western, pero no entiendo el empeño en desdibujar el contexto político e histórico, lo que en mi opinión resta fuerza y credibilidad al argumento. Es más propio de la historieta gráfica de la que procede, el premiado cómic original de David Muñoz y Rayco Pulido. Cortés-Cavanillas no ha sabido dotar de cuerpo dramático a unas figuras que son pura caricatura, y estoy pensando en la francotiradora soviética y en el oficial del Winchester de imitación, que para mi gusto confieren al relato un aire irreal y bastante fuera de lugar.