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TEHERÁN

Jamenei da un portazo a Trump, que se enfrenta a un dilema con Irán

El guía supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, descartó cualquier tipo de negociación con EEUU, que combina las acusaciones por los ataques a las instalaciones petroleras saudíes con insinuaciones de diálogo. Jamenei demandó que antes Washington levante las sanciones y vuelva al acuerdo nuclear de 2015.

«La política de ‘máxima presión’ contra la nación iraní es inútil y todos los responsables de la República Islámica de Irán creen unánimemente que no habrá negociaciones con EEUU a ningún nivel», afirmó el guía supremo iraní, Ali Jamenei, en referencia a la campaña estadounidense que ha elevado la tensión en el conflicto desde que abandonara unilateralmente el acuerdo de 2015 sobre el programa nuclear iraní.

EEUU ha respondido a la vez con amenazas y sugerencias de diálogo tras el ataque a instalaciones petroleras de Arabia Saudí reivindicado por los huthíes de Yemen y que obligaron a reducir su producción de crudo a la mitad. Washington y Ryad insisten en que el ataque se llevó a cabo con «armas iraníes» y no procedió de Yemen.

El presidente de EEUU, Donald Trump insistió en que su país está preparado para apoyar a Arabia Saudí pero sin lanzar una acusación en firme contra Teherán que podría abocar a un enfrentamiento directo, mientras su gabinete filtra a la prensa acusaciones contra Teherán.

El secretario de Estado, Mike Pompeo, viajó a Ryad para coordinar la respuesta de EEUU con su aliado mientras el secretario de Defensa, Mark Esper, acusó a Irán de ser una fuerza desestabilizadora en la región, pero tampoco lo citó explícitamente como responsable del ataque.

Pese a ello, y un día después de los ataques, la Casa Blanca dijo que Trump podría reunirse con su homólogo iraní, Hassan Rohani, en Nueva York la semana que viene, donde se celebra la Asamblea General de la ONU. Pero Jamenei advirtió de que ese diálogo llevaría a EEUU a «imponer sus demandas a Irán» y significaría el éxito de su política de «máxima presión».

El ayatolá destacó la contradicción de Washington, que a veces han propuesto una conversación sin precondiciones y otras han planteado hasta doce.

«Esto es una muestra del desorden político en la Casa Blanca o es un truco para confundir a la contraparte, aunque con Irán no funciona», agregó.

El guía supremo reiteró que si EEUU vuelve al acuerdo nuclear que abandonó, luego podrá hablar con Irán y las otras partes del pacto. «De lo contrario, no puede haber negociaciones a ningún nivel, ni en Nueva York ni en ningún otro lugar», insistió, un rechazo que ya había adelantado Rohani al exigir el fin de las sanciones.

 

En Irak, las fracturas internas en el chiísmo amenazan la estabilidad y al primer ministro

Disensiones inéditas entre los paramilitares chiíes, negociaciones paralelas en Irán y tuits amenazantes, la frágil coalición en el poder peligra y el primer ministro, Adel Abdel Mahdi, podría ser la primera víctima.

Mahdi depende de la alianza con Moqtada al-Sadr, hijo y nieto de ayatolás chiíes devenido adalid contra la corrupción, y de Fatah, coalición de milicias chiíes proiraníes que lucharon contra el ISIS, como Hachd al-Chaabi.

Esta última organización armada es objetivo de ataques contra sus bases y escenario de una pugna interna entre su «número dos» y líder en la sombra, Abu Mahdi al-Muhandis, y el «número uno» oficial, Falah al-Fayadh.

El primero no dudó en responsabilizar a Israel de los ataques a sus bases, lo que obligó al segundo a contradecirle. Pero Abu Mahdi al-Muhandis ha contraatacado estos días defendiendo que la amalgama de milicias Hachd pueda crear su propio Ejército del Aire.

Moqtada al-Sadr, quien defiende la soberanía iraquí y la figura del gran ayatolá Ali Sistani frente al dominio religioso y político de Irán y de su guía supremo, Ali Jamenei, ha denunciado un intento de crear «un Estado canalla dentro del Estado iraquí».

Al-Sadr ha viajado estos días a Teherán y ha sido recibido por los máximos líderes iraníes, preocupados por sus últimas denuncias en torno a lo que considera como inacción del Gobierno en la lucha contra la corrupción. El domingo pasado dimitió el ministro de Sanidad, sadrista.

A estos movimientos se unen las disensiones en el seno de la amalgama de milicias proiraníes Hachd, que tras haber perdido a su enemigo (ISIS) y su razón de ser están enzarzadas en pugnas internas. A Irán no le queda otra que intentar mantener el statu quo.GARA