En la tropopausa –entre las latitudes medias y el Polo Norte– existe un pequeño recoveco donde vive encajado un «río de aire» que da la vuelta al Planeta. Es el Jet Stream, encargado de mantener el aire frío en el lado del Polo y el aire cálido en el lado de las latitudes bajas.

Esta corriente en chorro polar circula a gran velocidad, de oeste a este, de modo rectilíneo. Pero cuando se ralentiza, serpentea y permite que aire frío del Polo se deslice hacia el sur (o cálido al norte), llevando mal tiempo –Tempo brutto, en italiano– a las latitudes medias.

El escenario empeora cuando una parte de ese aire se queda aislado sobre una zona, formándose una gota fría o, más correctamente, una DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos). Eso ha ocurrido recientemente en el Levante peninsular, propiciado por el huracán Dorian, cuyos restos alteraron el desplazamiento del Jet.

Con la formación de la DANA se inician movimientos ascendentes de aire, auténticos «fabricantes» de nubes de desarrollo vertical y de tormentas. En esta ocasión, además, el aire frío ha permanecido estancado y alimentándose constantemente de flujos húmedos llegados del Mediterráneo.

En este tipo de situaciones los fenómenos más severos se suelen localizar en la parte delantera de la DANA.