Víctor ESQUIROL
LHAMO AND SKALBE

En el limbo tibetano

La presencia de una película como “Lhamo and Skalbe” en la competición por la Concha de Oro difícilmente puede entenderse... a no ser que la interpretemos en clave de cubrir cuotas de regiones remotas.

La propuesta se traduce, al fin y al cabo, en una puerta abierta a conectar con una región y un modo de vida que sin lugar a dudas deberían saciar cualquier ansia de exotismo con el que pudíeramos haber llegado a Donostia. Dicho y hecho, del clima lluvioso guipuzcoano pasamos a la aridez de las montañas tibetanas.

Ahí, una pareja discute amargamente por la imposibilidad de contraer matrimonio, engorrosa circunstancia que se debe a que él había mantenido en secreto que en el pasado ya se había casado con otra mujer. Lo que en un principio apunta a tormenta dialéctica, al poco rato muta en viaje por un laberinto burocrático absurdo, y después, se transforma en un drama en el que algunas familias amenazan con destruirse, mientras otras parece que no llegarán a formarse nunca jamás.

El director y guionista Sonthar Gyal viaja de un extremo a los otros a velocidad de cámara ultra-lenta. Pero el problema de su película no es cuestión de velocidad, sino más bien de esterilidad. “Lhamo and Skalbe” se sigue siempre, efectivamente, con la engorrosa sensación de estar perdiendo el tiempo. La mayoría de sus escenas se alargan absurdamente y, en el peor de los casos, se saldan sin haber aportado ni una pizca de información relevante en el dibujo de los personajes, o del mundo en el que estos malviven.