Aimar ETXEBERRIA
edimburgo
OBSTÁCULOS EN EL CAMINO HACIA EL BREXIT

Frenazo a los planes de Johnson, que se niega a negociar más prórrogas

La cita había sido convocada para ratificar el acuerdo del Brexit, pero terminó resultando un nuevo contratiempo para el Gobierno británico. Sin la pertinente aprobación de su pacto con Bruselas y con la obligación legal de solicitar una nueva prórroga, Boris Johnson ve peligrar su promesa de abandonar la Unión Europea el próximo día 31.

La salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (UE) tendrá que esperar, quién sabe hasta cuándo. Un nuevo contratiempo en el tortuoso camino hacia la retirada británica del bloque comunitario infligió ayer un duro revés a los planes del premier británico, Boris Johnson, quien, tras una negociación a contrarreloj, cerró el jueves un acuerdo con Bruselas que permitiría a los británicos proceder con una salida ordenada el día 31.

Los planes de Johnson pasaban por aprobar su pacto en una sesión extraordinaria en Westminster, la primera que se celebraba en sábado en casi cuarenta años. Sabía el primer ministro que la hazaña resultaría costosa. Había hecho números –320 votos tenía que sumar–; necesitaría convencer a varios laboristas rebeldes, a aquellos tories a quienes expulsó cuando votaron por bloquear una salida sin acuerdo, y a los brexiters de su propio partido, que repetidamente habían votado en contra del acuerdo de Theresa May. Enfrente tendría a toda la oposición y al DUP, que a la postre resultaría decisivo con el voto de sus diez parlamentarios.

A última hora del viernes, sin embargo, empezó a circular en la prensa británica una enmienda introducida por el diputado Oliver Letwin. El desterrado tory pretendía el aplazamiento del Brexit hasta la aprobación en Westminster de la Ley de Retirada, es decir, de la legislación necesaria para hacer del acuerdo ley. Ello hizo saltar todas las alarmas en el seno del Partido Conservador, ya que posponer la votación del acuerdo de Johnson suponía la automática obligación de solicitar a Bruselas una nueva prórroga del Brexit. Y es que la Ley Benn –aprobada en setiembre de este año– marcaba la medianoche de ayer como límite para aprobar el nuevo tratado; en caso contrario, Gran Bretaña estaría obligada por ley a solicitar por escrito una nueva extensión de la fecha de salida.

Obligación y negativa

El speaker de la Cámara, John Bercow, abrió la sesión parlamentaria a las 09.30 dando cuenta de las enmiendas aceptadas a trámite, entre las que se incluía la de Letwin. Primer contratiempo para un Johnson que optó por un tono conciliador en su primera alocución. Hizo una defensa a ultranza de su pacto, agradeció a Europa su «flexibilidad» por haberse vuelto a sentar a negociar e hizo un alegato por la «reconciliación» de las dos almas de Gran Bretaña.

Con las cartas sobre la mesa –toda la oposición había anunciado ya su rechazo a la propuesta de Johnson–, había expectación sobre lo que haría el DUP en la votación de la enmienda de Letwin. En esas, y mientras el debate continuaba desarrollándose en el interior de la Cámara, el grupo parlamentario del DUP abandonó la sala para fijar posición. A partir de ese momento el foco se trasladó a los pasillos de Westminster. Es más, a medida que avanzaba la jornada, quedó patente que los votos de los unionistas norirlandeses resultarían decisivos, tanto que los tories intentaron convercerles hasta el último mo- mento de que, al menos, se abstuvieran de apoyar la enmienda.

Tras cinco horas de debate, los diputados se dispusieron a votar. El primer voto, que marcaría el resto de la jornada, era precisamente sobre la enmienda Letwin, y fue aprobada con 322 votos a favor y 306 en contra. Con su voto, los Comunes se decantaron por posponer la decisiva votación sobre el acuerdo de Johnson, obligando al mismo tiempo al premier británico a solicitar una nueva extensión del Brexit.

En una breve alocución tras conocerse los resultados, Johnson anunció su negativa a negociar con Bruselas una nueva prórroga de la fecha de salida, pero sin aclarar si cursará o no la solicitud de dicha extensión, tal y como está obligado por ley. Es más, se agarró a la fecha de salida que estipula su acuerdo y adelantó que la Ley de Retirada será presentada en Westminster a inicios de la semana que viene. Los acontecimientos de ayer hacen casi imposible que Gran Bretaña salga de la UE el próximo día 31, extremo que tampoco puede ser descartado vista la máquina de sorpresas en la que se ha convertido el Brexit.

Decenas de miles de personas marchan en Londres a favor de una segunda consulta

Mientras en la Cámara de los Comunes saltaba la sorpresa y el primer ministro del país, Boris Johnson, era forzado a solicitar una nueva prórroga del Brexit, decenas de miles de personas marchaban en Londres reclamando la última palabra sobre la salida británica de la UE y exigiendo un segundo referéndum como única forma de poner punto y final a la crisis. La manifestación, convocada por la plataforma People’s Vote, llegó hasta las puertas del Parlamento de Westminster.

En la marcha, que partió de Hyde Park, tomaron parte figuras políticas como el alcalde londinense, el laborista Sadiq Khan. Bajo un sol radiante, los manifestantes, tras una pancarta con el lema «Juntos por tener la última palabra», coreaban consignas como «¿Qué queremos? ¡El voto popular! ¿Cuándo lo queremos? ¡Ya!». Entre proclamas por una segunda consulta, destacaba un grupo de asistentes que arrastraba una carroza con una imagen diabólica de Dominic Cummings, artífice de la campaña por el Leave y principal asesor de Johnson.

El director de campaña de la plataforma People’s Vote, James McGrory, resaltó que «este nuevo acuerdo no se parece a lo que se le prometió a la gente, por lo que lo justo sería que los ciudadanos tuvieran otra oportunidad de opinar al respecto». Los convocantes pidieron a los congregados que firmasen una carta a Johnson, a los líderes de la UE y a parlamentarios y eurodiputados para que permitan «la oportunidad de verificar» si la mayoría de los británicos quiere que se ejecute el Brexit el próximo día 31.GARA