Idoia ERASO
BAIONA
Elkarrizketa
MOHAMED
MIGRANTE GUINEANO

«La Policía me tomó las huellas y me dejó en la calle»

Mohamed salió de Guinea Conakry hace año y medio y lleva diez meses esperando una respuesta que clarifique su situación en el centro de acogida Pausa. Confía en que le concedan asilo en el Estado francés y se pueda quedar a vivir en Baiona.

Mohamed es lo que llaman un mijeur –acrónimo de menor y mayor en francés– si se tienen en cuenta los trámites que ha realizado para tratar de conseguir residir en Europa. Al llegar a Baiona buscó ser declarado menor de edad, ya que si bien en el Estado español deciden presentarse como mayores de edad para evitar los centros de menores, en el Estado francés si se demuestra que son menores, el Departamento se ocupa de su alojamiento y sustento. En el centro de acogida Pausa, Mohamed recibe el acompañamiento legal y administrativo de voluntarios y de asociaciones como Cimade.

La entrevista revela a través de sus vivencias los entresijos administrativos a los que se enfrentan los migrantes en diferentes estados. Se trata de la «aventura» de un guineano, de uno de los miles que efectúa este trayecto, ya que el 40% de los migrantes procede de Guinea Conakri, según el Plan de Contingencia de 2019 del Gobierno de Lakua. Un viaje motivado por la esperanza de una vida mejor, ante la complicada situación del país, al que Naciones Unidas sitúa en su lista de estados con peor calidad de vida del mundo.

¿Cuanto tiempo hace que salió de Guinea?

Un año y seis meses, toda mi aventura.

¿Quiere contarme esa aventura que ha vivido?

Esa es una larga historia, pero la voy a hacer corta para ti. Había alguien de mi pueblo que volvió después de haber estado en Marruecos; vio que mis amigos y yo estábamos dispuestos a salir, le dimos el poco dinero que teníamos, nos hizo un pasaporte y nos dijo a donde teníamos que ir en avión. Mis amigos no estaban de acuerdo con él, pero yo sí, y me hizo el pasaporte para ir a Marruecos, con mi edad real, no mi edad de menor. Porque si haces un pasaporte de menor, no es fácil que te dejen viajar.

Fui a Marruecos y allí me las arreglé yo solo. Estuve tres meses; trabajé en la construcción, y lo poco que gané allí lo guardé. Los 2.500 dirhams se los di a una persona para pasar. Te meten en un convoy y si te expulsan has perdido tu dinero, porque cuando tocas el agua, ganas o pierdes. La primera vez que lo intenté entré.

¿Cómo fue se experiencia en el Estado español?

Permanecí durante tres meses en la Línea de la Concepción. Llegué el 1 de octubre. Estuve en un centro de menores, me pidieron el pasaporte que no pude dar y me dijeron que volviese hacer uno en negro, pero no sabía cómo.

El 3 de enero del 2019 vino la Policía y me llevó a comisaría; me tomaron las huellas, y estuve encerrado en una celda. Al día siguiente, a las nueve de la noche, me dejaron en la calle y me dijeron que no podían enviarme a casa. No sabía qué hacer. En el centro, cada semana nos daban entre cinco y siete euros, y con lo que guardé, compré mi billete. La Policía me había dado un papel, así que en la parada de autobús de Algeciras se lo mostré a la Policía y me dejaron pasar. Llegué a Bilbao, después a Irun, y luego aquí.

¿Cuando llegó a Baiona?

El 12 de enero. Aquí lancé el procedimiento para establecer mi minoría de edad; me enviaron a Pau, y me evaluaron. La Policía de allí me tomó las huellas y encontraron las de España. Me dijeron que en España me había declarado como adulto, que tenía 18 años. Les expliqué por qué me había declarado adulto, y me pidieron el pasaporte, que no pude facilitar. Rechazaron mi petición para ser declarado menor, y volví aquí, en donde pusimos un recurso a la decisión, que no funcionó.

Como el juez me ha declarado mayor de edad, ahora quiero poder demostrarlo. Ahora aquí no hago nada; esperar. No sé cuanto tardará en llegar la respuesta.

¿Qué edad tiene ahora?

Tengo 24 años, voy a cumplir 25.

¿Por qué decidió dejar Guinea y venir a Europa?

Mi familia no era rica y el día en el que perdí a mi padre me encontré en la calle; perdí la esperanza, no hacía nada aparte de dedicarme a la danza. Mi padre quería preparar mi futuro, pero le perdí en 2015. Tenía amigos que habían venido tiempo antes y que hablaban de la vida aquí. Y me dijeron que, aunque era difícil, podría salir adelante, así que decidí venir.

Esos amigos que le hablaron de aquí, ¿cómo se pone en contacto con ellos?

Por Facebook. Desde que estoy aquí no he hablado con él, he perdido su contacto. Los agentes nos buscan por Facebook, así que ha cambiado su nombre, y ahora no lo encuentro. Yo voy a conseguir salir adelante, como lo ha hecho él. No sé si está en Francia, o en otro lugar; no sé nada de él.

¿Está en contacto con su familia en Guinea?

A veces hablo con mi hermana. Les pido a los voluntarios que me recarguen el teléfono, cinco o diez euros, y hablo con ella.

En los diez meses que lleva aquí está continuamente viendo a la gente pasar.

Sí, veo a los amigos que se van. Estoy aquí, y no sé cuando llegará la respuesta del procedimiento, pero prefiero quedarme esperando aquí, porque creo que tengo alguna posibilidad. Me arreglo bastante bien en francés y, si todo va como me gustaría, prefiero quedarme aquí.

Antes le he oído hablar en otro idioma con sus amigos.

Susu, es la lengua en la que hablamos. Aquí suelo estar con la gente que habla susu.

¿Si consigue los papeles, qué quiere hacer?

Me gusta viajar, pero me gustaría quedarme aquí, trabajar y ganarme la vida en Baiona. Me gusta mucho la vida aquí porque es muy tranquilo.

¿Conoce alguien en Baiona?

No, solo a los voluntarios que trabajan en el centro; son amables. Como me gusta mucho bailar, hay voluntarios que me llevan a clases de baile. Todavía no puedo dar cursos porque no tengo los papeles, pero cuando voy a las clases me felicitan por lo bien que bailo.