GARA
SANTIAGO de chile
REPRESIÓN EN CHILE

Quieren cegarlos para enmudecerlos

Las masivas movilizaciones que se están celebrando en Chile en contra del Gobierno de Sebastián Piñera, con la huelga general del martes como último exponente, han sido reprimidas de forma muy violenta por las fuerzas policiales del país andino. Estas ya han causado una veintena de fallecidos y más de dos mil heridos de diversa consideración. Entre estos destaca la gran cantidad de personas que han resultado afectadas con lesiones oculares, hasta 197, según el Instituto Nacional de Derechos Humanos de Chile (INDH), que en su cuenta de Twitter –@inddhh– hace un recuento exhaustivo de las consecuencias de la violencia policial.

Se trata de un número insólito, que demuestra que los uniformados están disparando directamente a los ojos de los manifestantes, de los que al menos una treintena ha perdido completamente la vista, contando solo a los atendidos en el Hospital Oftalmológico de Santiago. «Esto representa una mutilación», señala el doctor Enrique Morales en una entrevista con “The New York Times” citada por el medio digital chileno sopitas.com. Después de señalar que el número de heridas en los ojos sobrepasa, por mucho, la media de otras protestas similares alrededor del mundo, concluye que «esto es una catástrofe de derechos humanos».

Munición e intención

Las lesiones y traumatismos oculares han situado en el debate público de muchos países la munición empleada por los cuerpos policiales –Catalunya es el ejemplo más reciente en el contexto europeo–, y han obligado a varios países de decretar la prohibición de materiales como las pelotas de goma y de caucho. En Chile, sin embargo, este tipo de municiones potencialmente letales y sin duda peligrosas se siguen utilizando de forma generalizada, igual que balines y perdigones, con el resultado conocido.

Porque no es solo la munición, también es la intención. En el citado diario chileno, un estudiante de Ingeniería contaba cómo un policía le disparó directamente a la cara, a menos de quince metros de distancia. Inmediatamente, el agente que lo hirió bajó el arma como si hubiera estado apuntando hacia el suelo todo el tiempo. En el canal de noticias France 24, Gustavo Gatica, un estudiante de Psicología de 21 años, explicaba por su parte que el viernes pasado, mientras protestaba en la plaza Italia –epicentro de las protestas en Santiago– recibió dos impactos de balines en los ojos disparados por policías antidisturbios. El parte médico fue desolador: «Pérdida de la visión en el ojo izquierdo y a la espera de la evolución del ojo derecho». El INDH presentó una querella «por lesiones gravísimas» contra Carabineros a raíz de este caso, aunque testimonios de este tenor se están multiplicando, y se han llevado a cabo protestas para denunciar la política policial de disparar a los ojos.

Desde el Ejecutivo chileno achacan a «errores» estas terribles heridas, pero para el representante del Colegio Médico chileno Enrique Morales ha replicado que «la verdad es que estos son horrores, no errores».

Horrores que buscan enmudecer al pueblo chileno que aun sin ojos lo ve todo muy claro.