B.Z.

El arriesgado ejercicio de trasladar el 10N al Parlamento de Gasteiz

Arriesgado... y sin embargo irresistible, sobre todo teniendo en cuenta que los votantes de Bizkaia, Gipuzkoa y Araba volverán a las urnas el año que viene, a más tardar en otoño, para renovar el Parlamento de Gasteiz. Antes de empezar, una advertencia: el comportamiento del voto en la CAV es considerablemente diferente según la urna sea estatal o autonómica.

El voto dual, muy estudiado en Catalunya, opera también en la CAV, y se traduce en dos fenómenos: el de quienes optan por votar un partido en las estatales y otro en las autonómicas, y el de quienes deciden votar solo en unos comicios, entendiendo que lo que pasa en Madrid o Gasteiz, según el caso, no va con ellos.

Es una temeridad hacer la extrapolación de los resultados del 10N a unas elecciones del Parlamento de Gasteiz sin tener en cuenta este voto dual. Obsérvese si no los resultados que arrojaba la extrapolación de las elecciones estatales del 26 de junio de 2016, en comparación con los que realmente se registraron tres meses después en las elecciones autonómicas. En términos generales, la dinámica es clara: las elecciones al Congreso favorecen a los partidos unionistas con posibilidades de gobierno en Madrid, mientras que las citas autonómicas benefician a los partidos abertzales. Lógico.

Diferencias con 2016

Pero no todas las elecciones son iguales. La cita de 2016 vino marcada en Hego Euskal Herria por la espectacular irrupción de Podemos, que ganó los comicios. Si los resultados de aquel 26J se hubiesen trasladado al Parlamento de Gasteiz, la formación morada se hubiese llevado un tercio de los parlamentarios, dejando al PNV en «solo» 18 y a EH Bildu, en su hora más baja, en 11. Sin embargo, la realidad fue que Podemos se quedó en 11 escaños, mientras que los jeltzales crecieron hasta los 28 y la izquierda independentista hasta los 18.

En esta ocasión, el 10N ha sonreído mucho más a los partidos abertzales, castigando a los partidos estatales incapaces de evitar la repetición electoral, por lo que es previsible que en las próximas elecciones autonómicas PNV y EH Bildu no suban tanto como lo hicieron entre las dos citas de 2016. También es lógico pensar, sin confiarse demasiado, en que sin la tracción estatal Vox podría perder el escaño, como le ocurrió a Cs.

Con todo, es difícil prever que PSE y Podemos vayan a sumar 30 parlamentarios, cuando ahora apenas juntan 20. Es previsible que los escaños que pierdan los partidos estatales engrosarán las cuentas de los abertzales, que concentran la principal pugna en unas autonómicas. Es preciso, sin embargo, fijarse en los trasvases del voto dual, que acostumbra a beneficiar más al PNV –que tiene voto fronterizo con el PSE, con Podemos y con el PP– que a EH Bildu, que tiene una bolsa de electores en disputa con Podemos, pero no con el PSE.