EDITORIALA
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La esencia del régimen del 78 en el fallo de los ERE

La Audiencia de Sevilla hizo pública ayer la sentencia de los ERE que condena por prevaricación y malversación de dinero público a altos cargos del PSOE, y entre ellos a Jose Antonio Griñán y Manuel Chaves, expresidentes de la Junta de Andalucía y expresidentes del PSOE. Ambos pasan a engrosar la ya larga lista de autoridades condenadas por corrupción en el Estado español, que incluye desde ministros hasta presidentes autonómicos pasando por todo un ex director gerente del FMI y tocando también a la monarquía. Un creciente abanico de condenados que más que abonar la tesis de unas pocas manzanas podridas, delata un sistema putrefacto.

La sentencia describe el mecanismo que idearon altos cargos del PSOE en la Junta para eludir los controles de la propia administración y gastar dinero público destinado, en teoría, a ayudar a empresas en dificultades. El fallo destaca el descontrol que existía en el reparto de este tipo de subvenciones, lo que permitió a los gestores utilizar los fondos públicos para alimentar una red clientelar que no tenía otro objeto que perpetuarse en el poder. Sistemas similares se han creado en otros ámbitos administrativos, como muestra la larga lista de políticos imputados y condenados por corrupción. La desidia de la que han dado muestra los órganos de fiscalización deja en evidencia al sistema en su conjunto. La crisis económica redujo drásticamente los recursos públicos, obligó a aumentar el control sobre el gasto y puso fin a muchas prácticas ilegales. En Andalucía fue en 2010, como recoge el fallo.

La sentencia viene a corroborar que más allá del bipartidismo, es el propio régimen del 78 el que se configura como un sistema político y económico clientelar, basado en la compra de voluntades por medio de la corrupción, el uso de los recursos públicos para lograr fines privados y la total ausencia de mecanismos efectivos de control sobre la actividad pública. Un sistema con el que urge romper relaciones antes de que contamine definitivamente todo.