Mikel INSAUSTI
INTEMPERIE

La posguerra rural en clave de western desértico

Las películas de Benito Zambrano son esperadas como agua de mayo, porque se prodiga poco y en veinte años solo ha dirigido cuatro largometrajes y una telemovie. Seguramente debido a que cuando consiguió tanto impacto con su ópera prima “Solas” (1999) no se volvió loco y prefirió tomárselo con calma, y así su siguiente trabajo fue para la pequeña pantalla con “Padre coraje” (2002). Luego, haciendo honor a su época de estudiante de cine en la escuela cubana de San Antonio de los Baños, rodó allí “Habana Blues” (2005). Ya estaba sobradamente preparado para entrarle a la memoria histórica con “La voz dormida” (2011), y en eso sigue pero buscando un tratamiento formal diferente, lo que se ha propuesto con la adaptación de la premiada novela de Jesús Carrasco “Intemperie” (2019), que fue seleccionada para la sesión inaugural de la Seminci de Valladolid. El aspecto visual resulta sorprendente, al añadirle al texto un aire de western desértico por tierras de secano, con localizaciones en los puebles granadinos de Huéscar y Orce. El clima reseco de la ambientación se pega a la piel de dos personajes perseguidos por un obsesivo capataz, en plena época del caciquismo de posguerra, cuando los señoritos explotaban a los jornaleros.