Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «El cuadro»

Un thriller de arte y misterio velazqueños

Los documentales de arte al uso no suelen tener mucho interés fílmico, pero resulta perdonable porque a cambio reúnen una gran importancia divulgativa al permitir que la gente de a pie pueda acceder a pinacotecas de todo el mundo contemplando sus cuadros con una calidad fotográfica inmejorable desde la sala de proyección más cercana a su casa. Pero este tipo de cine tiene que dar un paso más, profundizando en un mayor conocimiento de las obras de las grandes galerías. Y con ese afán ha hecho Andrés Sanz, que ya tiene experiencia en instalaciones dentro de museos como el Prado, la originalísima realización “El cuadro” (2019).

Para llevar al espectador a una experiencia artística diferente, Sanz se sale de los límites genéricos del documental, mediante recursos narrativos muy imaginativos. En complicidad con el actor Eusebio Poncela propone una mirada llena de curiosidad por descubrir los misterios ocultos en “Las Meninas”, a la vez que transforma el habitual formato de entrevistas a expertos en la materia en una suerte de interrogatorio detectivesco para obtener pistas que posibiliten al público sacar sus propias conclusiones, y, por último, renuncia también a las artificiosas recreaciones dramáticas sustituyéndolas por animación en stop-motion con maquetas y figuras en miniatura, de tal manera que ilustra la documentación histórica con técnicas más cercanas a la pintura.

El punto de partida que abre infinitas posibilidades a tantas interpretaciones del lienzo que Velázquez pintó en 1656 es la desaparecida sala de Las Meninas, que estuvo abierta hasta finales de los años 70. En ella había instalado un gran espejo que hacía que las visitas se vieran reflejadas entre los personajes del original, lo que facilitaba un diálogo con el pasado y sus mitos. El pintor, realista donde los haya como el contemporáneo artista invitado Antonio López, creó una instantánea con la que se adelantó a la fotografía.